El artista Àngel Pascual Rodrigo (Mallén, Zaragoza, 1951) llegó a Mallorca en 1982 con una carrera que ya había marcado más de un hito en la Península, tanto en el mundo del arte como en el diseño gráfico, y que entonces compartía con su hermano Vicente, con quien había creado un equipo que respondía al nombre de La Hermandad Pictórica. Procedentes de la pintura urbana, ambos buscaban otro medio en el que desarrollar la creatividad más en conexión con la naturaleza. Desde aquel aterrizaje en una Isla que plásticamente aún estaba «adormecida», han pasado 32 años y muchas exposiciones. Con la que hoy inaugura en la galería Nuu de Inca, Mitja vida a Mallorca, Pascual Rodrigo cierra un círculo para celebrar sus 32 años trabajando en esta tierra, implicándose también en lo que le rodea.
Su inmersión en la naturaleza, en los ochenta, y su asentamiento en Campanet, significó la «ruptura con una pintura radicalmente urbana como respuesta a unas corrientes que nos querían imponer». «A Mallorca llegamos en el año de la primera feria de Arco y el primer Barceló», recuerda, para situar el contexto, y su primera incursión pública fue en la galería 4 Gats de Ferran Cano, un lugar abierto a la experimentación. Aquí, Àngel Pascual Rodrigo, que hacía años se había interesado por el pensamiento orientalista de Joan Mascaró, descubrió la tradición del paisaje, a la que dio su respuesta después de «muchos tanteos, de crisis de investigación, de variantes» hasta llegar a una forma de expresión que califica de «conceptual».
Como «observador de la realidad, de lo que ocurre en mi entorno», el artista tiene un propósito cuando expone sus obras, «que den una reflexión visual para la gente que ha de ser tácita, porque me parece poco efectivo ser explícito». Con la que inaugura hoy ofrecerá al espectador un compendio de lo que ha sido su trayectoria, pero siempre evitando la «grandilocuencia».
Àngel Pascual Rodrigo. Inauguración hoy, a las 20.00. Galería Nuu de Inca.