Familiares y amigos del fotógrafo Toni Catany, fallecido el pasado lunes en Barcelona, se reunieron ayer en la iglesia de Sant Miquel de Llucmajor, municipio en el que nació en 1942, para darle su último adiós en una ceremonia religiosa. Hoy, en el cementerio del municipio, habrá un último acto íntimo en el que se despedirá a Catany.
Cerca de 200 personas, algunas de las cuales crecieron junto al Premio Nacional de Fotografía o compartieron clase con él, asistieron al acto, en el que se recordó la memoria de Catany a través de numerosas anécdotas y experiencias vividas.
También quisieron dar el pésame a los familiares personas relacionadas con el mundo de la cultura y autoridades, como el alcalde de Llumajor, Joan C. Jaume Mulet, quien consideró que «ésta es una gran pérdida porque era una buena persona y un gran artista arraigado al municipio». Respecto al proyecto de la Fundación Toni Catany en Llcumajor, que el fotógrafo quiso poner en marcha en vida, Jaume Mulet aseguró que «está en stand by , aunque nuestra voluntad, al igual que la suya, es que se pueda llevar a cabo».
Por otro lado, el Consell de Mallorca decidió ayer, por unanimidad, otorgar a título póstumo la Medalla de Honor y Gratitud a Toni Catany en reconocimiento a su trayectoria artística y cultural, «porque se lo merece», aseguró Maria Salom, presidenta del Consell, quien opinó que Catany «era un gran fotógrafo que llevó Mallorca a cotas internacionales». Sobre la fundación, Salom explicó que, «además del tema económico, habrá que esperar a conocer sus últimas voluntades, aunque la nuestra es que se haga».