El actor Simón Andreu (sa Pobla, 1940) fue galardonado ayer con el premio Nosferatu que concede la sección Brigadoon del Sitges Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, en reconocimiento a una prolífica carrera. El intérprete ha trabajado en 150 películas en 50 años de profesión.
«Los premios significan, primero, que tienes 73 años y que has participado en muchas guerras, y que alguna de tus películas ha gustado», comentó Andreu. El actor puso como ejemplo su trabajo en La novia ensangrentada, de Vicente Aranda. «Tarantino, dijo hace siete años, en este mismo festival, que era una de sus películas favoritas e inspiró la escena más sangrienta de Pulp Fiction».
«Creo que mi éxito se debe a estar donde tocaba en el momento adecuado», sentenció con modestia Andreu, y añadió: «En España, los actores no hemos podido escoger y rodábamos casi siempre para llenar la despensa». El actor afirmó que «los actores mediterráneos son los mejores, quizás con menor formación pero con mayor intuición» y argumentó que «yo estoy en contra del Método (Stanislavsky), ya que lo más importante es la capacidad de observación y, como apuntó el enciclopedista Diderot en La paradoja del comediante, para interpretar a un padre que ha perdido a un hijo en la guerra no es necesario haber ido a la guerra, ni tener un hijo ni haberlo perdido».
Andreu declaró que «de pequeño he estado en mucho funerales y puedo imitar los gestos», y destacó que «es la ventaja de los mediterráneos, y de ser de un pueblo como sa Pobla, donde el café de los senyors estaba al lado del de los payeses, en una mesa se hablaba de unas cosas y en la vecina de otras, es una cuestión de observar, algo difícil en lugares donde la gente vive aislada».