La actuación conjunta de Aires Sollerics y Xeremiers de Sóller en la puerta del Teatre Principal de Palma ayer por la tarde, con motivo de la ceremonia de la Diada de Mallorca, contrastaba con el concierto protesta de la Orquestra Simfònica, justo en frente, en la Plaça Weyler. Los primeros apenas tenían público. La orquesta, por contra, llenaba su escenario de seguidores.
La Orquestra Simfònica, dirigida por el maestro Agustí Aguiló, interpretó obras de Rossini, Sibelius y Gerónimo Jiménez. El concierto sirvió para denunciar «el maltrato que recibimos de los políticos» ya que, según la formación, aún no dispone de temporada 2013-14, de ningún plan de viabilidad, ni presupuesto para acabar el año y los músicos no cobran desde junio.
Carlos Fortea, presidente del Comité de empresa de la orquesta, informó que «el Consell, a pesar de tener el dinero, no nos pagará hasta que el Ajuntament pague su parte».