La voz de Kevin Ayers se apagó el 18 de febrero de 2012 en Francia. Pero la llama de su legado permanece encendida. El fundador de Soft Machine hubiera cumplido ayer 69 años. Desde Deià, su hija Galen Ayers, rodeada de familiares y amigos, le felicitaron y depositaron sus cenizas sobre la tumba, al costado de donde reposan los cuerpos de sus amigos Ollie Halsall y Robert Graves.
Los asistentes a la ceremonia, guiados por las guitarras de Tomás Graves y Pere Colom, y Galen Ayers, con dos rosas y la urna que contenía las cenizas en las manos, subieron hasta el cementerio municipal de Deià cantando una de las canciones de Ayers, Singing a song in the morning, entre aplausos y coros de quienes les acompañaron.
Frente al sepulcro, Galen Ayers bailaba al ritmo de May I?, otro de los temas del artista, interpretado por Pere Colom, Tomás Graves y el saxofonista John Altman, quien recordó su primer encuentro con Kevin, en 1967. «Me presentó a mucha gente. Él llegó a muchas personas y cada una tiene su propia historia con él». Galen Ayers leyó un breve poema dedicado a su progenitor antes de dar palabra a los presentes, entre ellos, Diandra Douglas, quien confesó estar agradecida por el acto que se había organizado para despedir al compositor británico. Le desearon las buenas noches versionando su Goodnight goodnight con la vocalista Bridget St. John y colocando las cenizas en la tumba de Ayers.
De camino a Sa Fonda, el fotógrafo Pere Colom rememoró cómo conoció a Kevin. «Llevaba muchos años en Deià, pero nunca tocaba por España. Siempre iba fuera». Hasta que formó su banda en su estimada Deià. Desde el cementerio, todos se dirigieron a Sa Fonda, el refugio creativo de Ayers. Allí, con Bob Geldof de espectador, el homenaje continuaría, según estaba previsto. Pa amb Oli Band, Bridget St. John, John Altman, y Joan Bibiloni, entre otros, subirían al escenario para celebrar el cumpleaños de Ayers, para dar el último adiós a un «caballero que encontró en Deià la liberación, un gentleman que daba a cada uno lo que necesitaba, un dandi que tenía especial magnetismo con las mujeres». En definitiva, un músico que «compró un amplificador en Inglaterra cuyo enchufe no funcionó al llegar a España y trató de arreglar a martillazos. Ese es Kevin Ayers». Palabra de Tomás Graves.