La Orquestra Simfònica de Balears, dirigida por Josep Vicent, desde la plaça Josep Maria Llompart, de el Rafal, ofreció ayer un concierto solidario, pero también reivindicativo, ante más de medio millar de personas. Solidario con la regeneración de la finca de La Trapa, gestionada por el Grup d'Ornitologia Balear i Defensa de la Natura (GOB), desde el año 1980, y calcinada por el fuego que ha arrasado 2.335 hectáreas de la Serra de Tramuntana. Y reivindicativo por la situación que atraviesa, en negociaciones sobre su futuro, ya que desde las instituciones le indican que «no existe viabilidad».
«Se nos ha quemado un trozo de la Serra y no podemos permitir que se nos queme un trozo de la Simfònica. Ningún político se ha acercado por aquí. No han venido porque tienen miedo y porque no tienen ningún argumento convincente para suprimir la Simfònica», decía Joan Forteza, presidente de la Federació d'Associacions de Veïns de Palma, quien reclamó la dimisión «inmediata» del gerente de la Orquestra, Marcelino Minaya: «Hay mucho sinfónico para tan poco gerente. La Simfònica se le queda grande». La ovación sonó ipso facto . Durante el concierto, presentado por el periodista Joan Carles Palos, la Orquestra Simfònica interpretó obras de Bizet, Dvorak, Rossini y Strauss, entre otros.
La orquesta que dirige Vicent sabrá mañana novedades sobre su rumbo, ya que los representantes de los músicos se reunirán con el consorcio que gestiona la orquesta. Desde la formación se han manifestado contrarios a perder tripulación. El concierto de ayer en el Rafal sirvió para demostrar que la orquesta se niega a hundirse y entonces dejar de ser sinfónica.