Los laboratorios sirven para investigar, experimentar o elaborar algo. En el caso de los que se centran en temas escénicos se utilizan para trabajar las capacidades actorales o tramas que pueden desembocar en obras teatrales. Secrets de família es un laboratorio ideado por Joan Carles Bellviure que, tras una fase previa de entrevistas para conocer historias familiares, llega a la primera etapa, El llegat invisible, en la que el público será partícipe «de su futuro escénico» el 3 de agosto, en el Teatre del Mar del Molinar.
Hace unos meses, Bellviure explicó a este rotativo que «me interesó, desde el punto de vista dramatúrgico, cómo una experiencia podía afectar a las generaciones posteriores». Por ese motivo, inició el laboratorio con entrevistas en las que «descubrir tramas», pero, «más que historias que se transmitieron a través de las generaciones, encontré anécdotas», lamentó Bellviure, «aunque conseguimos tres válidas».
Con estas historias, Bellviure ideó la primera etapa «parateatral» que se presentará en el Teatre del Mar y que comenzará con una conferencia «que habla de su propósito», adelantó el director. Después, «las personas recorrerán tres espacios, pequeños rincones donde los actores Irene Soler, Caterina Alorda y Jordi Banal explicarán los relatos que surgieron de las entrevistas». Todo ello con «un público reducido», unos espectadores «con los que hablaré para explicarles, en primer lugar, que sigo recogiendo relatos y, también para ver qué camino tomamos con este laboratorio, si se convierte en una obra escénica o en otra cosa».
Este proyecto parte de la idea de que «si en la tragedia clásica los dioses condicionaban la vida de los héroes, la tragedia del individuo venía de la impresión de que era tan pequeño que las fuerzas superiores le impedían ser libre». Ahora, «en pleno siglo XXI los dioses están a un lado y la sociedad tiene la impresión de que es libre, así podemos imaginar una dramaturgia contemporánea en la que exista una fuerza que te condiciona, el legado familiar».