Su intervención en el concierto reivindicativo de la Simfònica en el Born, el pasado 13 de julio, fue de las más aplaudidas. La soprano y compositora Pilar Jurado (Madrid, 1968) sintió «una responsabilidad moral» que originó su decisión de asistir al acto en el que interpretó Una voce poco fa, de la obra El barbero de Sevilla (Rossini).
—¿Cómo surgió la posibilidad de arropar a la Orquestra?
—Me lo pidieron a través de la sociedad de artistas y dije que por supuesto. De hecho, tenía una fiesta en Marbella, pero lo cambié porque creo que cuando estas cosas surgen así, tan importantes, nos jugamos mucho.
—¿Alguna vez había secundado algún evento similar?
—Hace algunos meses hicimos un concierto en Barcelona porque ya estaba ocurriendo algo parecido con todas las orquestas. Pero en la calle, de esta manera, con un contacto tan directo con la gente, te prometo que nunca. Creo que lo que ocurrió el otro día fue mágico y deberían aprovecharlo todos. Incluso los políticos. Para ellos no es un lastre, todo lo contrario, es una bendición porque la política sirve para dar rienda a las necesidades de la sociedad civil.
—¿Cómo lo valora?
—Por primera vez ha habido una comunión que yo creo que el ciudadano nunca se plantea, y no es consciente hasta que de repente ocurren cosas así, y se dan cuenta de que están perdiendo parte de su identidad, porque una orquesta significa muchas cosas.
—Apenas acudieron políticos al concierto.
—A veces se malinterpretan las cosas y los políticos tienden a pensar que o vas conmigo o contra mí y creo, sinceramente, que la cultura no es algo que tenga que ver con una ideología, tiene que estar por encima. Esto no es una cuestión política, es una cuestión que por las circunstancias económicas se han tomado decisiones que no son las más acertadas por todo lo que implican, pero no van contra las derechas ni las izquierdas. Creo que es imprescindible tener la orquesta igual que lo es comer cada día porque al final es algo que se destruye ahora y costará muchos, muchos, muchos años volver a tenerlo y ya nunca será de la misma manera, ni con la misma gente. Al final es una sinrazón innecesaria.
—Curiosamente son ellos quienes tienen la decisión final...
—No quiere decir que un partido decida que se tenga la orquesta y otro no. En los principios básicos de su ideología no está. Es más, creo que en la suya [refiriéndose al PP], precisamente, tendría que estar. Porque si ha habido quien ha degustado de la música clásica a lo largo de la historia posiblemente haya sido mucho más la derecha que la izquierda. Es una decisión impropia por todo lo que significa. El dinero que se ahorran no es nada comparado con todo lo que se pierde. Para conseguir lo que ellos quieren conseguir seguramente hay muchas otras partidas que son mucho menos importantes y a la orquesta hay que mimarla, cuidarla y potenciarla porque es una fuente de ingresos para Mallorca, aunque ellos no se de den cuenta ahora.