Buscando un lugar propicio para desarrollar sus ideas humanistas, pacifistas y ecologistas se topó con Mallorca en 1867. Tenía tan sólo 20 años, pero el Arxiduc Lluís Salvador, un heredero «atípico» de la corona austrohúngara, desafió la supuesta maldición de los Habsburgo y escapó del «engranaje belicista» que acontecía en Europa. Hasta que volvió a Viena al estallar la guerra. El escritor Jean-Louis Sarthou (París, 1947) se citó con descendientes del Arxiduc para elaborar la novela L'Archiduc sans frontière ( El Archiduque sin fronteras ), que se publicará en Francia en septiembre y que prevé traducir al catalán en un futuro.
-¿Por qué eligió escribir sobre el Arxiduc Lluís Salvador?
-Lo descubrí cuando vine a Mallorca por primera vez, hace cincuenta años. Desde entonces, he vuelto año tras año y he aprendido e indagado sobre el Arxiduc. Es una figura poco conocida en Francia.
-¿Con qué intención?
-Quiero darlo a conocer en Francia, así como transmitir una cara desconocida de Mallorca a través del Arxiduc. En Francia conocen sobre todo a George Sand, pero no al Arxiduc. También informar de su espíritu pacifista, enamorado de las culturas, los pueblos y los viajes.
-¿Qué descubre en su novela?
-Hablo de su biografía. Desde 1847, cuando nació, hasta su muerte, en 1915. Era un hombre adelantado a su tiempo.
-¿En qué sentido?
-Era una persona muy culta y además siempre buscaba la paz. Participó en movimientos sociales y de paz para evitar la guerra. Fue un filósofo, pacifista y humanista.
-¿Qué es lo que más le ha sorprendido del Arxiduc?
-Su modernidad y la incomprensión que tuvieron con él porque hasta ahora no hay mucha información sobre su figura. Dentro de dos años es el centenario de su muerte y espero que se conmemore.
-¿Cuál es el origen del título de su obra?
-Para él no había fronteras en la lengua, la cultura, la geografía o la política. Ni siquiera en la sexualidad. Era bisexual, amaba a las personas, a todas.
-¿Cómo era su relación con su prima Sissi, la emperatriz?
-Estrecha. Sissi vino aquí dos veces y disfrutó porque ambos tenían intereses en común. No les gustaba la vida en la corte de Viena. Cuando había exposiciones internacionales ella promocionaba la imagen de Mallorca vendiendo productos locales.
-Hubo polémica tras su muerte.
-Sí, porque él quería que sus cenizas se esparcieran por el desierto de Egipto, porque su deseo no era estar en la tumba familiar como establecía el protocolo real de Habsburgo. Siempre había querido huir de la corte y al final acabó con ellos.