Encontró en la piedra de Santanyí a su mejor aliada para modelar. «Es fuerte en el tiempo, muy buena de trabajar y, sobre todo, es noble». Andreu Ferrer Mir (Santanyí, 1940) no se ha separado de ella desde que iniciara su etapa artística. Próximamente, su obra El Sol -en la fotografía que ilustra estas líneas- 'brillará' en el museo Can Prunera de Sóller. Además, el año que viene, Ferrer Mir homenajeará a Pep Costa 'Picarol', fundador de Cala d'Or, con la escultura Vent de la Mediterrània , que se exhibirá en la Plaça Costa del municipio.
A los 15 años visitaba a Cosme Covas para aprender dibujo clásico. Después vino el perfeccionamiento del modelado junto a Remígia Caubet y, más adelante, los premios, galardones del Círculo de Bellas Artes de Palma o su participación en el Salón de las Naciones de París.
Ahora, Ferrer Mir elabora murales de acero inoxidable, de cristales pintados y figuras de barro. Como sus representaciones de la Virgen María, entre otras figuras como caracoles, velas, gaviotas o perros, omnipresentes en el patio de la galería Mirart (Celler, 21, Santanyí), que abrió el pasado mes de noviembre con una exposición retrospectiva suya.
El autor define su estilo como «simple», «sin florituras», pero con «vida». «No puede ser sólo un trozo de piedra, lo que tú haces tiene que estar vivo», sostiene. «Rafel Perelló Paradelo dijo que yo dejaba al espectador que acabara de completar mis obras».
En la actualidad recibe encargos para decorar viviendas o fachadas, como la del hotel Tres playas, de la Colònia de Sant Jordi, cuya entrada está custodiada por una obra con forma de sol de, aproximadamente, 4,80 metros de altura.
Echando la vista atrás, Ferrer Mir recuerda Mallorca como «tierra de pintores. Las calas, el colorido y la luz» sirvieron de inspiración a los artistas más destacados.
Su taller, cerca de su vivienda, es un amplio espacio con un sinfín de piezas. «De lo artístico no me jubilaré nunca», concluye observando sus creaciones.