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La Fira del Disc se despide de su nueva ‘residencia' con un balance «positivo»

Cerca de 6.000 personas acudieron al evento, que se organizó en el Parc de sa Riera

Muchos amantes del vinilo se acercaron a la feria. | M. À. Cañellas

| Palma |

Como en la novela Alta Fidelidad, de Nick Hornby, los amantes del vinilo también hacían listas, ayer, en la última jornada de la Fira del Disc. Pero en vez de ser listas de sus álbumes favoritos, eran recordatorios de sus respectivas colecciones. Para no repetir. Era el caso de Miguel Seguí, que se agenció recopilaciones de Led Zeppelin, discos de Guns N' Roses, U2 y Black Crowes. Poseedor de unos 300 vinilos, Seguí se justificó diciendo que «llega un momento en que es necesario llevar una lista». Era cuestión, además de fetichismo, de fidelidad. Éste es el motivo por el que, en este fin de semana, la cita recibió a 6.000 personas, según la organización.

El balance, pese a recibir menos público que en anteriores ediciones, es «positivo». «Estamos contentos», afirmó Peter Terrassa, organizador del evento. Entre los factores que causaron el descenso de asistencia, cabe destacar varios: la crisis, la reducción de un día –antaño eran tres– y de expositores, la ubicación en el Parc de sa Riera en una carpa de 75 metros, y que tuvo un 40 % menos de presupuesto.

Durante la mañana, amenizaron la cita U Jazz Quartet y Dr. Gang. «Este año ha sido más flojita», decía José Martín, de Discos Acetato. Sin embargo, Miguel Álvarez, responsable de La Esquina, aseguraba que las ventas mantenían «la misma tónica que en las últimas ediciones». El propietario de Velvet Underground (USA), M.C. Kostek, ataviado con una camiseta con la siguiente inscripción: «Puedo ser viejo, pero he escuchado a todas las bandas ‘guays'», disponía de primeras y segundas ediciones americanas de discos de los Rolling Stones, o el primero de la Velvet Underground, con la carátula diseñada por Andy Warhol. Los precios oscilaban entre los 50 y los 200 euros.

Led Zepp precedió a Los Suaves que, con su No puedo dejar el rock, provocaron que los estands empezaran a vaciarse de gente. Fue entonces cuando apareció una brigada de desmelenados rockeros enfundados en chupas de cuero que, con el logo del veterano grupo gallego sobre el pecho, brindaban con cervezas por el rock, el rock añejo, el de la experiencia, el de siempre.

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