Letristas poco ortodoxos, devotos de ese folk luminoso que rima con Herman Dune y Bob Dylan, Els Amics de les Arts es una comunión artística formada por cuatro músicos catalanes con una sana inclinación por las historias cotidianas. Se han convertido en todos unos habituales de la Isla, "es como tocar en casa", a la que regresan esta noche con Espècies per catalogar (2012), su último despacho de cinismo cotidiano. La cita será en Trui Teatre, a partir de las 21.00.
Fuerza, sentimiento, solidez instrumental, buenas maneras compositoras y textos inteligentes, Els Amics de les Arts es una explosión de euforia que ha logrado vender decenas de miles de copias de un producto destinado a un público ciertamente limitado. Son, además, el ejemplo de una nueva inercia musical exportable y despolitizada, muy alejada de los principios reivindicativos del rock català.
"Han quedado atrás los tiempos en los que practicar música en tu idioma se consideraba subversivo, hay muy buenas bandas en Valencia, las islas y Cataluña que se expresan en su lengua sin tener que justificarse. Es cierto que en la época del rock català existía una función política pero eso ha cambiado", sostiene Eduard Costa, miembro de una banda que asegura "inspirarse en la realidad, para componer una canción necesitamos que nos pasen cosas, leer libros, ver películas", explica.
Toda una semilla que germina exuberante en canciones con vocación de himnos antiesnobs. Palma es una de las últimas fechas de su gira, que culminará el próximo 16 de marzo en el Palau de la Música de Barcelona, "luego descansaremos cuatro semanas y después empezaremos a dar forma a nuevos proyectos".