La actriz mallorquina Cati Solivellas no consiguió anoche el Goya como mejor actriz revelación al que estaba nominada por su papel en la película "Los niños salvajes".
La actriz Macarena García consiguió finalmente ese galardón por su papel de una Blancanieves flamenca y muda. García se enfrentaba por este premio a Carmina Barrios, nominada por «Carmina o revienta», a Estefanía de los Santos por «Grupo 7» y a Cati Solivellas por «Los niños salvajes».
Como una auténtica diva
Tras cuatro horas de maquillaje y peluquería a cargo de Lorena Morlote, Cati Solivellas se ciñe un vestido azul-negro de Vivienne Westwood del que surge una actriz de los años 50 que recuerda a una mezcla de Rita Hayworth y Lauren Bacall, aunque es más bien la primera en Gilda. Después llegan el bolso vintage París, anillo y pendientes de Carrera y Carrera y zapatos de tacón de diez centímetros de Armani.
Y ya está la actriz mallorquina preparada para desfilar por la alfombra roja de los Premios Goya, a partir de las ocho de la tarde, para conocer si es galardonada con el premio a la Mejor Actriz Revelación por su papel de profesora en Els nens salvatges. «Estos complementos y el vestido, con la que está cayendo, pueden parecer una completa frivolidad, pero es que el momento lo requiere», explica, y reconoce que, para que la elegante prenda creada por la musa del punk le quedara como un guante, «he estado una semana haciendo régimen».
Acompañada de su hermana Maria, Cati Solivellas afirma, mientras se da los últimos retoques en su habitación del hotel ME, que «si resulto ganadora del Goya, me he preparado unas breves líneas de agradecimiento a quienes me han apoyado durante mi carrera como actriz, además de dedicar el premio a mi familia y a mis amigos que es lo típico en estas ocasiones». Aunque reconoce que «es muy difícil que me nombren ganadora ya que la competencia es buenísima».
«A los míos, y a mucha gente que durante estos días me ha mostrado su apoyo, les gustaría que ganara por lo que asumo una responsabilidad muy grande, pero que me concedan o no este galardón no depende de mí», asegura, y añade que «como mallorquina que me siento, me encantaría llevarme el ‘cabezón' a casa para dedicárselo a Mallorca, mi tierra».
A las siete de la tarde de ayer, antes de salir hacia el Centro de Congresos Príncipe Felipe, donde se celebraría la gala, el recepcionista del hotel ME hace una foto a las dos hermanas que Maria enseguida manda a su madre, nerviosa como ellas –o más-, que vería la fiesta por televisión a pocos kilómetros del Monasterio de Lluc.