Los mellizos Jorge y José Ángel Aznarez, escultores, son los autores de la imagen del papa Juan XXIII que se inaugura hoy, a las 11.00, en la iglesia de Sant Alonso Rodríguez, de Palma. Autodidactas, estos artistas se han especializado en imaginería religiosa y siguen la tradición familiar iniciada por su padre. Tienen obra en «los cinco continentes».
Al igual que había hecho su padre desde pequeño «moldeando barro», los jóvenes Aznarez trasteaban por el taller madrileño de su progenitor tallando madera, «haciendo las cosas más fáciles», porque «se veía que desde niños ya teníamos facilidad» y una vena creativa.
De su padre, de los libros y de visitas a museos aprendieron un arte que ya practican cada vez menos especialistas, ya que todo su trabajo «es original».
A José Ángel le gusta más hacer retrato, «el reto de conseguir el parecido físico y de transmitir el alma del personaje», y él fue el primero que comenzó a modelar en barro el boceto del que surgió la talla de Juan XXIII, el llamado 'Papa Bueno', en madera de tilo y a tamaño algo mayor que el natural.
Por su parte, Jorge dice que, por ejemplo, para los rostros de las imágenes se inspira «en modelos clásicos, pero también del natural, de la gente que veo por la calle, en el transporte público, de un detalle de la anatomía de su cara, de un gesto».
Como trabajan por encargo, cuando se enfrentan al bloque de madera tienen claro que han de conjugar dos cosas, «satisfacer al cliente, pero también satisfacerte a ti mismo, a tu propia creatividad».
Del suyo cuentan que es «un oficio vocacional, pasamos muchas horas en el taller, a veces no te acuerdas ni de comer», y son conscientes de que «cuando haces una escultura religiosa ésta cumple una función, tiene que conmover, transmitir algo más que belleza»