Año 1992. Barcelona se prepara para asombrar al mundo, Felipe González gobierna con mayoría absoluta, el euro aún andaba en pañales y un ‘chaval' de 40 primaveras no tiene ni idea que está a punto de hacer realidad sus sueños. El álbum Échate un cantecito cambió la vida del reciente Premio Nacional de Músicas Actuales, Kiko Veneno, motivo de sobra para reeditarlo 20 años después en edición deluxe y una gira que recalará en Palma este viernes 7 de diciembre, a las 22.00, en el Trui Teatre.
—¿Qué tal le sienta el Premio Nacional de Músicas Actuales?
—Muy bien, fenomenal. Como un buen traje.
—Para un artista, su último disco es siempre el mejor, ¿no le parece una opinión predecible y arbitraria?
—El artista tiene que vender su trabajo pero, desde luego, no siempre su último trabajo es el mejor.
—¿En su caso?
—Aunque intento hacer siempre buenas canciones, creo que mis mejores discos son Veneno, porque fue el primero, un álbum rupturista e histórico, y Échate un cantecito, porque desde entonces puedo vivir de la música.
—¿El fantasma de la crisis se ha dejado ver por sus conciertos en forma de butacas vacías?
—Sí. Por la subida del IVA, la escasez de dinero y el paro cada vez cuesta más llenar una sala. A día de hoy muy poca gente puede vivir de la música.
—En una entrevista aseguraba que a los españoles sólo nos preocupa vivir bien, ¿nuestra situación actual es el reflejo de una sociedad insolidaria?
—Un poco sí, porque hemos sido nosotros los que hemos permitido este estado de desfalco y corrupción generalizada. Si hubiéramos tenido más conciencia habríamos escogido otra opción política, aunque siempre podemos salir a la calle y quejarnos, aunque eso es algo que al español comodón no le va demasiado.
—Que me puede adelantar de su nuevo disco.
—Saldrá hacia el febrero y llevará por título Sensación térmica. Lo produce Refree.
—Al hilo de Refree, usted que ha tocado en festivales como el FIB, ¿sigue a alguna banda indie?
—Principalmente a los que tengan más latentes sus raíces andaluzas. A Los Planetas, Sr. Chinarro o Pony Bravo...
—¿En algún momento de su carrera se sintió un revolucionario?
—Si, en Veneno. Creo que supimos recoger la herencia del hippie, el punk y el flamenco.