Cerca de la fachada principal de la Seu, en el subsuelo, pasan las antiguas conducciones de la Síquia Real, lo que ocasiona que la humedad «por capilaridad» afecte a la piedra del templo. Justo en esta fachada, pero en el interior, se ubica la capilla que «está en peor estado de toda la Catedral». Se trata de la del Baptisteri, cuya construcción se data entre 1790-1794. Ahora, por segunda vez en diez años, tiene que ser restaurada debido a que las paredes y el suelo se deshacen. El Departamento de Patrimoni Històric del Consell ha dado su autorización, aunque con algunas prescripciones a la hora de acometer el trabajo.
En 2002, el experto catalán Eudald Guillamet llevó a cabo una restauración que no solucionó a largo plazo los problemas de la capilla, por lo que sigue en desuso. Hoy, éstos sí se quieren abordar en profundidad, «por eso se han hecho estudios previos y se seguirán haciendo», comentó Bartomeu Bennassar, aparejador diocesano. El proyecto de rehabilitación lo sufragará el Cabildo en solitario «porque no hay subvenciones». Lo firman los arquitectos diocesanos Enric Taltavull y Sebastià Gamundí e incluye un plan de mantenimiento.
Según Mercé Gambús, responsable del Grup de Conservació del Patrimoni Religios, la capilla siempre ha estado en «riesgo de degradación» por las condiciones físicas de su ubicación. En cuanto al estilo, dentro del historicismo es «una obra pionera en la Isla». Su arquitectura se atribuye a fray Miquel de Petra y la decoración de los estucos es de Soldati, artista genovés que trajo a Mallorca la familia Morell del Casal Solleric. En su tiempo fue reconocido en toda Europa, aunque aquí «no dejó escuela». Los cuadros que la decoraban están restaurados y guardados y fueron obra de pintores valencianos.