«Todo empezó en 2004 cuando estaba sentado delante del ordenador con un cartón de leche y me fijé que la etiqueta estaba en doce idiomas, pero ninguno era el catalán». Así comenzó la historia que vivió Èric Bertran quien, con 14 años, fue acusado de terrorismo por preguntar vía mail «por qué no estaba la etiqueta en catalán», motivo por el cual se personaron en su casa una treintena de guardias civiles.
Una historia que, ocho años después, llega a la gran pantalla con el nombre Fènix 11-23 , una película dirigida por Joel Joan y Sergi Lara que «denuncia el abuso de poder» y que se preestrenó ayer en los CineCiutat.
«Nuestro reto era hacer verosímil una historia inverosímil, pero que es real. Esa era la gran paradoja», explica Joel Joan, quien añade que esto es algo que pasa en muchos países, «es la estigmatización de aquellas ideas incómodas para el statu quo y que el poder se plantea llamarlos terroristas porque la duda que genera esa palabra ya es terrible y universal, es un abuso de poder y, cuando un estado se lo hace a un niño de 14 años, es totalmente inadmisible».
El proyecto Fènix 11-23 se inició hace ocho años y se estrenó el pasado fin de semana en Barcelona, donde, según Sergi Lara, «gustó mucho, algo que nos sorprendió porque, pasado tanto tiempo, no sabíamos cuál sería el resultado». El director asegura que la película «cuenta muchas historias» porque «está el punto de vista del protagonista, el de la familia, el de los jóvenes... por lo que puede llegar a espectadores muy diversos».
Para Èric Bertran, tras la publicación de un libro y un documental sobre sus vivencias, la película supuso que «tanto yo como mi familia, nos quitamos una espina de encima». Bertran ha participado «activamente» en el largometraje y reconoce que «se ha cuidado hasta el último detalle».
El afán por «evitar que se malinterpretara el mensaje de la película» es uno de los factores que retrasó su estreno. «El guión tenía que estar muy pensado, cada coma, cada respiro», reconoce Lara. Además, «para no tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado», los directores consideraron «indispensable que todo estuviera perfectamente documentado».
Sin embargo, se han suprimido algunas «negligencias cometidas por la Guardia Civil», explica Joan, porque hacían «que la historia no resultase realista». Al respecto, Bertran recuerda que «tuve un problema con la fiscal, que me acusaba de haber amenazado a la cadena de hoteles 'Jabo', cuando el Habbo Hotel era una web de Internet». Para Bertran, el proceso que vivió pretendía ser «un golpe sobre la mesa que demostrara, en el auge de la información por Internet, que ellos también lo controlaban».
Sobre lo sucedido en 2004, Joel Joan considera que «hoy en día no pasaría, en el Principat de Catalunya nos empezamos a despertar y no lo toleraríamos, la gente reaccionaría de manera diferente».