Lleva una coleta «de zorro» y la palabra ambición tatuada en el brazo derecho. Viste con polo estrecho de marca, pantalones pitillo y mocasines. Con una descripción así nadie diría que es un rapero. Pero así es Kromo, «el caimán del Mediterráneo». En las líricas de sus anteriores trabajos era muy agresivo, como el animal que le define. Pero ahora la templanza se ha apoderado de él y lo demuestra en Recaída (Tresert, 2012), su último EP que se puede adquirir a través de iTunes.
La metamorfosis de Kromo se aprecia en su apellido artístico: Gucci. Su último disco, Yacaré, lo publicó una discográfica que quebró. «Cortaron los teléfonos, se declararon en quiebra y no he vuelto a saber nada más», explica. Sabedor de la influencia americana en España, Kromo comenta la omnipresencia del Moët & Chandon en sus videoclips.
«Bebemos Don Perignon, Veuve Cliquot y este tipo de bebidas porque son de estatus social alto y nos gusta todo lo caro, nos encanta enseñar lo que no podríamos permitirnos con nuestros sueldos».
El artista odia la ropa de rapper, «me flipa vestir como un señor, los chaquetones y pantalones anchos los llevaba cuando era un crío confuso, es ropa infantil». Y eso es algo que «el sector del rap no lo acaba de entender cuando lo importante es cómo lo escribas y lo cantes».
Para él, Recaída, compuesto de seis cortes, producido principalmente por Pablo Ochando y con la colaboración de Laura Estrada y Spanish Fly, «es el mejor trabajo que he hecho».
El clip de una de las canciones de este nuevo trabajo, Boss, está grabado en el estudio del pintor local Carlos Prieto y producido por Baghira. En ella, Kromo canta: «Pon tus ojos en mí como hizo el hip hop, él me eligió sabiendo que soy el mejor». Lo justifica diciendo que «he puesto el nombre del rap isleño en la Península». Por su parte, B.U.L.L. cuenta con Slash Major como productor y Skyline con Bravestarr.
Kromo cuenta en sus letras sus experiencias y miserias, algo que «no creo que se le pueda poner precio a eso», concluye.