Las gafas de Berto Romero no son más que una mera máscara que se pone para actuar. Como el payaso que se pinta antes de salir. Le dan seguridad. Aunque últimamente ya es capaz de prescindir de ellas. Mañana, en el Trui Teatre, a las 22.00, el humorista demostrará en La apoteosis necia que es capaz de ofrecer un paréntesis de hora y media para evadir al espectador de la actualidad. «Una tregua».
Para Berto Romero el título hace caso a «una manera rimbombante de decir una cosa simple». Es un nombre que cuadra con la manera del cómico de hacer humor. «Me gusta irme por las ramas y da como la sensación de que es una obra clásica». Pero no. Es un espectáculo que tiene más de una década y que se va retocando progresivamente. «Dejé de contar a partir de diez, pero da igual (risas). Su aparición en televisión en el programa de Buenafuente hace que las expectativas de su monólogo, acompañado por Iván Rodríguez, sean altas. Pero él está en contra, precisamente, de eso. «Te quitan frescura. Si es lo que te esperas te decepciona y si no, también».
Cuenta que en el teatro es más libre que la televisión y que no la echa de menos. «Es más punky , estás más suelto, es mi terreno de juego, donde yo me he hecho». Romero necesita estar ocupado, pero supone que «si hay oportunidad y un proyecto chulo volveré a la televisión». En cambio, en prensa, cuando fue columnista de Público , dice que «no me encontraba cómodo porque no encontraba mi voz».
Respecto a su papel en la televisión, el cómico deja claro que «lo que hice nunca fue periodismo, más bien era una parodia del periodismo». Entonces nombra a Jordí Évole. «Éste sí que es un periodista. Es mi única cita con la tele. Évole haciendo humor nunca se sintió demasiado cómodo, él quería ir hacia posturas periodísticas. Ocupa el papel de periodismo serio en este país. Da a una reflexión».