Alfombra roja en el Hotel Formentor. Más de 300 butacas esperaban la aparición de dos compositores que iban a impartir una conferencia. Aparecen Michael Nyman y Ludovic Bource custodiados por el artífice del encuentro, el director del Festival de Pollença, Joan Valent. La unión matrimonial de la música y el cine condujo a que dos asesores como Nyman y Bource quisieran hacer al público partícipe de la «entrevista».
A Bource le preguntaban por la película a la que él puso música, The Artist . El músico cuenta que cuando Michel Hazanavicius -director del filme- comentó que tenía la intención de hacer una película muda, todos rieron. Menos él. Y lo hizo con amor. «Si aceptas el romanticismo, aceptas la melodía», dijo.
Nyman, por su parte, es consciente de que forma parte de aquellos artistas que, con su música, han impregnado el subconsciente de generaciones cinematográficas y se definió como «un arquitecto que puede hacer una universidad un día y otro un jardín para niños». Pero en el caso de Michael, en palabras de Valent, «no era música de cine propiamente dicha hasta su trabajo en El Piano» . En cuanto a la situación actual cinematográfica, Bource afirmaba que «estamos confrontados a una industria que está ahí para ganar dinero y con la intención de cambiar el espíritu de los espectadores». «Para mí la música en el cine es un compromiso», añadía.
El éxito de The Artist proviene, en parte, de la creación de Bource. «El hecho de que no haya diálogos me ha permitido exprimir la música», aunque confiesa que «no estaba hecha para ganar un Oscar», galardón que enseñará el día 15, cuando presente la película en el Claustre de Sant Domingo de Pollença.
Tras la publicación de un estudio reciente que afirma que la música actual es previsible, uno de los asistentes preguntó por la calidad y Valent respondió que ésta «no ha bajado». Así lo demostró Bource con una breve actuación con el piano que acabó con la ovación del público, que se mostró entusiasmado ante la presencia de «los amigos de Joan Valent».