El Govern y los herederos del pintor Xim Torrents Lladó se reunirán el próximo mes de septiembre para «disolver» el consorcio, aún vigente, que regía los destinos de la casa museo dedicada a la obra del artista en la calle Portella, de Palma, que acaba de cerrar. Así lo reconoció Maria Torrents, hija del artista. El lugar lo ocupa ahora otro museo, en este caso con obra gráfica de Dalí, y con otro nombre, Can Morey de Santmartí.
El citado consorcio se creó en 1997, integrado al cincuenta por ciento por el Govern y la Fundación Joaquim Torrents Lladó, y sus objetivos, según se publicó en febrero de ese año en el BOCAIB, eran «la gestión del museo» y el «fomento de la obra del artista», corroboró ayer Bel Cerdà, directora general de Cultura del Govern. Ahora, si bien el primero ya ha dejado de tener validez, «la obra del pintor sí la podemos difundir, hay que reunirse con la familia y ver qué se puede hacer», apuntó Cerdà. Este último aspecto parece poco factible a Maria Torrents, primera y última directora del museo: «¿Cómo lo harán, sin museo, sin local, sin dinero?» Se refiere a los más de 100 cuadros del pintor que forman parte del fondo de la Comunitat Autònoma, a donde llegaron como pago de los impuestos de sucesión de la herencia de Torrents.
El museo se inauguró en 2002 y recibía una subvención del Govern de 60.000 euros que en 2010 «bajó a 54.000 tras los recortes y a unos 51.000 en 2011», señalaron fuentes de la Conselleria de Cultura. «Este año se ha tramitado la subvención del primer semestre hasta junio».
Según Maria Torrents, el museo debe dinero a la «anterior directora y a la Seguridad Social» y no «ha recibido la subvención de los dos últimos años».
Todo ello, sumado a que «había problemas en el edificio que había que resolver», como goteras y otros desperfectos cuyo gasto no podía asumir, «no se podía mantener». La hija del pintor dice que la adecuación del edifico a museo se pagó con «una hipoteca a 20 años». Por su parte, Cerdà comentó que «así como están las cosas», el Govern tampoco podía hacerse cargo de la rehabilitación.
«Sin que vaya en detrimento de la obra del artista, la de Dalí también enriquece a Mallorca», reflexionó Cerdà.