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Dos historiadores, premiados por Cort por su proyecto de turismo cultural

Bernat Oliver y Tina Garau están convencidos de que la cultura y el patrimonio pueden generar un turismo sostenible. | Nuria Rincón

| Palma de Mallorca |

«Convertir recursos culturales en productos turísticos» es la filosofía con la que trabajan los historiadores y arqueólogos Tina Garau y Bernat Oliver, quienes, con su recién creada e innovadora empresa Immatèria, han quedado finalistas en el concurso Eureka para emprendedores del Ajuntament de Palma, al que se presentaron 117 proyectos.

Como está sucediendo en muchas ramas del sector cultural, estos expertos se han reciclado tras la realización de un máster en gestión y han comprendido que el patrimonio histórico, etnológico y cultural puede convertirse, no sólo en materia de estudio, sino de generación de recursos mediante «un turismo sostenible» que, incluso, pueda reinvertir una parte de los beneficios en la conservación de ese patrimonio. Este último aspecto del proyecto «es nuestra máxima ilusión», explican. Su objetivo empresarial apunta en torno «al patrimonio marítimo».

Garau y Oliver aluden a su condición de «historiadores» a la hora de «crear productos agradables y lúdicos, pero con rigor, no queremos dar una clase, sino mostrar nuestra cultura sin banalizarla, difundirla para el que viene de fuera y el que vive aquí». Convencidos de que el turismo de sol y playa «tiene fecha de caducidad pues lo hemos hablado con expertos en el sector», opinan que «hay que ofrecer cosas nuevas» y que «resulta más rentable competir en calidad que en bajar precios».

Poner en marcha la empresa, que en Internet se puede encontrar como www.inmmatèria.org, les ha llevado un año y medio. En ella han implicado a las cofradías de pescadores; la asociación de guías oficiales, «a quienes hemos preparado para estos itinerarios y que lo hacen muy bien»; los mestres d'aixa; un restaurante de Palma y otro de Portocolom; bodegas de Felanitx; parte de la flota local de barcos históricos, como la Balear, una barca de bou que es Bien de Interés Cultural (BIC), o la tartana Rafael Verdera, de 1841. Todo para dar forma a dos itinerarios, uno de tierra y otro de mar, basados en el «producto local»: Desde el pescado sacado del mar mediante las artes tradicionales, la receta con la que se cocinará o la historia del vino, hasta la explicación del porqué de la vela latina, la realidad de los pescadores, los ataques piratas, las torres de defensa... con Palma, Capdepera y Portocolom como telón de fondo.

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