En los parajes de la finca de es Castellet, un lugar mágico de la Serra de Tramuntana que aloja los viñedos de las Bodegas Castell Miquel, se inauguró ayer la instalación de una escultura que aúna «arte, naturaleza y espiritualidad». Se trata de una pieza obra del artista británico Tony Cragg (Liverpool, 1949), uno de los escultores contemporáneos más importantes y que, en esta ocasión, confiesa haber dado «todo de mí» con una «figura danzante», como el propio creador la define.
Se trata de una escultura monumental de más de 40 toneladas y «la de mayor tamaño y envergadura que se puede ver desde ahora en la Isla», dijo Michael Popp, empresario y farmacéutico alemán y propietario de las bodegas, en el discurso inaugural. El profesor Popp aseguró que «lo que tenemos en común el maestro Cragg y mi persona es la creatividad, la creatividad que se traslada desde nuestros oficios, uno empresario, y el otro artista. La creatividad es crear algo como lo que hoy [por ayer] estamos viendo aquí, ante las bellas vistas de la maravillosa Serra de Tramuntana, donde el arte choca con la naturaleza de un modo muy especial y espiritual».
Fue en septiembre de 2010 cuando Tony Gragg comenzó a gestar «lo que hoy es una realidad», una escultura que pertenece a la serie Rational beings, en la que lleva trabajando varios años. Para darle forma, el artista se sirvió de un material local que «me llamó la atención desde el primer momento que lo vi y lo palpé con mis manos», el mármol mallorquín. «Me impresionó su brillo y su textura, excepcional y muy limpia. También me encanta como varia el color del mármol dependiendo de la luz, y con la luz tan espléndida y llena de vida que tenemos en la Isla, es mágico», confiesa Cragg. A pesar de ello, «el color no me interesa tanto como el material en sí, la piedra. Es una piedra energética y con fuerza».
Conexión
Tony Cragg tenía un gran interés en fusionar «arte, hombre y naturaleza», una conexión de la que el escultor crea un símil con el ser humano y sus acciones. «La escultura es giratoria y parece que está en movimiento, como el cuerpo humano, un ser que habita en la tierra, en la naturaleza. Todo está conectado», apunta Cragg, quien se tomó como reto que la obra fuera «funcional, y creo que lo he conseguido».
Desde ayer, la escultura creada por «un maestro del arte contemporáneo como Cragg», como dijo Michael Popp, convive «en armonía absoluta» entre los arboles, el valle y las montañas de la Tramuntana, un escenario «único».