A sus setenta y dos años conserva unas piernas de aúpa, y eso que ya ha llovido desde que Concha Velasco ingresó, por derecho propio, en el escaparate de mitos eróticos de este país. Su puesta en escena ha madurado, la inocencia se ha transformado en arrugas y, lo que es peor, le sienta de maravilla. Incansable como pocas, la vallisoletana se enrola en una nueva aventura, Concha, yo lo que quiero es bailar, con escala en el Auditòrium de Palma esta noche, 21.00, y mañana, en sesión doble 18.00 y 21.00.
Confiesa que el amor ha sido siempre su talón de Aquiles: «Me ha destrozado la vida». Con todo, esa felicidad quebradiza que le hizo tambalearse en los peores momentos no pudo con ella, superó el lance fortalecida para reinventarse y convertirse en lo que nunca dejó de ser: uno de los rostros más queridos de la escena nacional. El espectáculo, dirigido por Josep Maria Pou, sintetiza la frenética actividad de la artista desde sus inicios hasta la actualidad, «es un show brillante al que quizá le falte un ballet, pero ya estoy yo para bailar». Sin intermediarios, frente a frente con su público, relatará los éxitos y fracasos que le han acompañado, sometida a un guión que entremezcla monólogos y números musicales.
«Encarnarme a mí misma ha sido difícil, no lo había hecho nunca, siempre he preferido ocultarme tras mis personajes». Por cuanto su papel representa un auténtico salto al vacío, «es complicado, mucho más de lo que parece, aunque visto desde fuera aparente todo lo contrario». La actriz disfruta de un envidiable momento profesional, alternando sus apariciones televisivas con el teatro: «No hay nada mejor que el éxito, pero también es bueno sufrir un poco en la vida, así aprendemos a disfrutarlo en su justa medida». El espectáculo es un puzzle de esquinas colindantes, con las medidas bien ajustadas y donde nada escapa al azar. «No hay lugar para la improvisación, la única licencia que me permite Josep Maria es contar algún chiste». Estar de vuelta en le encanta: «Guardo un recuerdo imborrable de Palma, aquí rodé mi primera película».
Concha, yo lo que quiero es bailar. Auditòrium de Palma, hoy y mañana, 28 euros.