La presidenta del Consell de Mallorca, María Salom, y el vicepresidente de Cultura de la institución, Joan Rotger, hicieron ayer una cerrada defensa de la gestión de Margalida Moner al frente de la dirección del Teatre Principal, rechazaron su destitución, como reclamaron PSM y PSIB, y justificaron las medidas que ha tomado, culpando al equipo de gobierno anterior de la crisis actual.
Salom se mostró «contenta y satisfecha» de la labor de Moner. De acuerdo a la presidenta insular, el anterior equipo les dejó en herencia «unas cuentas embargadas y un bunyol de gestión».
Sin presupuesto
«Moner, añadió Salom, tiene toda la confianza de la presidencia y del gobierno porque no es fácil trabajar por la cultura en las condiciones que ustedes nos dejaron».
Para Rotger, el apoyo a Moner «es total». Y añadió, dirigiéndose a Joan Font, portavoz del PSM-IV-Entesa y anterior responsable de Cultura de la institución: «Recuerden que estamos administrando su deudas y sus falta de diligencia». Para Rotger, si alguien debería estar callado en estos momentos es Joan Font, «que incluso se negó a pagar a la empresa que reformó el Principal y eso llevó al embargo de las cuentas».
El pleno y la cerrada defensa de Moner por parte del gobierno sirvió para dejar clara la razón por la que la exconsellera de Agricultura y exalcaldesa de Andratx fue nombrada para el cargo: para redimensionar la plantilla, aprobar un nuevo organigrama y recortar gastos.
«La plantilla estaba sobredimensionada, triplicaba a la de cualquier teatro privado y la gestión no era transparente», afirmó Rotger, quien, incluso, se permitió un símil sobre la salud del Teatre Principal: «Ustedes lo dejaron en la UVI y ya está en planta».
Joan Font, en nombre del PSM, criticó que el Principal aún no tuviera aprobado el presupuesto y pidió la destitución de Moner, a quien reprochó que hubiera dicho que tendrían que haber hecho con el teatro lo que hicieron con Spanair, cerrar de un día para otro.
También Francesc Dalmau (PSIB) criticó estas declaraciones. Declaraciones que, según Rotger, «fueron fruto de las circunstancias». Hubo matización, pero no desautorización. Rotger dijo que suprimirían ocho plazas y se analizaría el cambio de contrato del anterior director artístico.