Adolfo Marsillach fue «muy exigente y riguroso» en lo profesional con sus hijas, Blanca y Cristina, ambas dedicadas al mundo de la interpretación. «No tanto en la educación, en eso fue más permisivo y liberal». Quizá por ello, según reconoce Blanca, en el trabajo «me voy pareciendo cada vez más a él». Casi una década después del fallecimiento del actor y director, «su hija», no la actriz Blanca Marsillach, le rinde homenaje con Una noche blanca con los clásicos, un proyecto que «le hubiera encantado». También por su parte educativa. Podrá verse en el Teatre Xesc Forteza los días 14 y 15 de octubre.
Decía Adolfo Marsillach: «No soy tan ingenuo como para creer que el teatro pueda transformar la sociedad, pero estoy seguro de que existe una posibilidad de despertarla». Y para contribuir a ello, Blanca Marsillach se pone los vaqueros y rompe la cuarta pared para dialogar con los jóvenes y explicarles que «lo clásico no es antiguo». «Esto [traerlo a Palma] es una idea que tuvo Fernando Gilet [concejal de Cultura de Cort] para acercar la palabra, también en castellano, a los jóvenes». «Nuestro siglo de Oro es muy rico y queremos demostrarles que los clásicos son modernos, transgresores. Le quitamos la mística y dejamos la parte más sexy. Y luego ellos salen a recitar en plan rapero y se establece una especie de aplausómetro. Se dan cuenta de que los clásicos son muy cañeros. Es muy bonito». Una noche blanca con los clásicos recupera la selección que hizo Adolfo Marsillach de los mejores versos de los siglos XVI y XVII, escritos por Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Quevedo, Góngora, Lope de Vega, San Juan de la Cruz, Calderón de la Barca o Miguel Hernández. También recuerda quién fue Marsillach. «Un hombre que marcó un antes y un después, que defendió la libertad de expresión, que fue actor, director, articulista y que era muy guapo. Un gran conquistador».
Blanca Marsillach se ha decantado por el teatro social. Con la Fundación Repsol hace teatro para personas con discapacidad porque «me gusta dar y compartir mi pasión por el teatro». También desarrolla un programa contra la violencia de género. «Es fruto de una necesidad interior» y pronto podremos verlos en Mallorca.
Blanca Marsillach mostrará en Palma la cara más «cañera» de los clásicos
Ana Largo | Palma |