El número de julio-septiembre de la revista de arte Goya, editada por la Fundación Lázaro Galdiano, incluye un artículo de Javier Jordán de Urríes - especialista en coleccionismo, pintura y arquitectura del siglo XVIII español- en el que se atribuye a Francisco de Goya una pintura actualmente conservada en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Dicho cuadro, un óleo sobre lienzo de 105 por 209 cm, representa una hembra de oso hormiguero gigante procedente de Buenos Aires que fue regalada al rey Carlos III en julio de 1776. El monarca ordenó el traslado del exótico ejemplar al Buen Retiro al tiempo que encargó su retrato, pintado bajo la dirección de Anton Raphael Mengs, primer pintor de cámara.
El cuadro, cuyo encargo está bien documentado, venía asignándose a un artista desconocido del taller de Mengs. Según explica la Fundación Lazaro Galdiano, las similitudes estilísticas existentes con los paisajes de los cartones para tapices pintados por Goya en esas mismas fechas, así como las actividades que en aquellos momentos tenían ocupados a los otros discípulos de Mengs, han llevado a Jordán de Urríes a asignar la pintura al genial aragonés, quien muy probablemente trabajaba por entonces como ayudante de Mengs en el fresco de La apoteosis de Trajano en el Palacio Real de Madrid.