Fuzk es un colectivo fundado el siglo pasado por «masones mallorquines con poderes mágicos». La agrupación artística expone hoy, a las 20.00 horas, en Pasatiempos (Brossa, 16, Palma) una muestra de materiales fungibles desperdiciados por el ser humano y redecorados por ellos.
Antaño despuntaron en otras modalidades como el graffiti. Ahora, sin haberlo abandonado, cada uno tiene sus respectivos trabajos, pero la muestra es «una excusa idónea para volverse a juntar», comenta Llorenç Pérez. Con la intervención de Lourdes Santandreu como dirigente, Àlvaro Pascual declara que «funcionamos como un concierto de jazz donde cada uno trae su propio instrumento [refiriéndose a los materiales] y lo toca según su estilo». La única premisa es usar unos colores predeterminados y trabajar in situ. Nada viene de fábrica, todo se improvisa.
Entre las piezas, hay manos de escayola, cráneos de cabras, maderas y cuadros ya pintados con anterioridad. Tià Mas asegura que «alargaremos la exposición hasta el día 15, que es la Nit de l'art. La finalidad es sortear nueve piezas entre los asistentes que compren boletos. El resto estarán a la venta».
Evasión
Durante más de quince días, aprovechando las horas libres de trabajo, los barbudos Fuzk se han evadido de su rutina diaria y, cervezas en mano con Hank Williams de fondo, se han puesto en acción para preparar esta muestra. Sobre todo por las noches. En la víspera de la exposición, algún que otro palmesano noctámbulo aprovecha que la tienda está abierta para saludar, piropear o ofrecer «zumos mágicos» cual poción de Astérix y Obélix. Pero ellos no los necesitan, están dotados de inspiración divina por antonomasia.