«Hipocondríaco», «amoroso» y, sobre todo, «primo». Así se define el director Daniel Sánchez Arévalo, guionista de 40 El musical, que se representa hasta hoy en el Auditòrium de Palma con dos funciones, a las 17.30 y a las 21.30.
Durante el casting para el espectáculo, Sánchez Arévalo se «prendó» del actor Adrián Lastra. Tomarse una cerveza con él le sirvió para darse cuenta de que era «un diamante en bruto con posibilidades inmensas». Por eso decidió contar con él para su filme Primos.
Se considera «fan del género musical», pero no se atrevería a firmar una película del estilo. Se siente cómodo con la historia que se cuenta, ya que su salsa es la mezcla de drama y comedia y su plato predilecto, el de «no dar las cosas por sentadas». ¿Y de postre? Escribir sobre su próximo trabajo y así solventar la resaca de su último largometraje. Reconoce que ganar un Goya puede ser un impulso, pero no confía en que Primos sea galardonada. «El género de la comedia está infravalorado en festivales y premios». De todas formas, afirma que «no hago películas para ganar premios». La experiencia en Primos la ha usado para «no darme demasiada importancia y reírme de mí mismo».
Sánchez Arévalo no tiene miedo al porvenir. Su máxima prioridad es amar y ser amado, el trabajo es secundario. El despegue de sus Primos, Raúl Arévalo, Antonio de la Torre y Adrián Lastra, le hace sentir «partícipe», pero no «padre responsable». «Eso es muy pretencioso».