La escenografía de Le Carromato es de tacto teatral y pliegues sinfónicos, a la que le pierde el gusto por la viñeta humorística. Semejantes elementos forman parte de un juego, donde la interacción con el público, los guiños a las bandas sonoras y el cultivo de un swing mimado cuadran con fluidez, conformando un espectáculo con doble fondo. Si su anterior propuesta, Mel d'abella per l'orella, supuso la implantación de un lenguaje escénico, Alouette es la culminación del mismo. Establecida la fórmula, Alfredo Ardanaz, Miquel Àngel Aguiló, Toni Pastor y Xisco Aguiló presentarán su nuevo montaje el 6 de agosto en el Castell de Bellver de Palma.
-¿Cuál fue el punto de partida de 'Alouette'?
-Es un espectáculo que lleva un año en proceso de construcción, en el que hemos ido reduciendo la parte musical para añadir extractos teatrales. En Alouette cantamos, hacemos crítica social y, sobre todo, actuamos. Como no tenemos experiencia como actores hemos incorporado a Jordi Cumellas, que aportará su visión desde la dirección artística. El álbum con las canciones de la gira estará en pocos días a la venta, aunque limitaremos su distribución en la red y en los propios conciertos.
-Su estética musical resulta muy cinematográfica, tanto que algunas de sus partituras podrían figurar en la banda sonora de un film de Woody Allen...
-Estamos influenciados por muchos estilos pero, en cierto modo, el sonido de las bandas sonoras es el que buscábamos como seña de identidad.
-¿Cómo definirían el vínculo que les une al público?
-Como espectador te sientes identificado con situaciones que propone el show, logra que se establezca una agradable cercanía. Para nosotros es una prueba en la que hemos de estar dispuestos a quitarnos las máscaras y darlo todo, como si estuviéramos desnudos frente al público, sin corazas de ningún tipo.
-Sus propuestas poseen dos ingredientes universales, la música y el humor, pero habrá lugares donde funcionen mejor que en otros, ¿cuáles son?
-Nuestros espectáculos encajan bien entre todo tipo de público, por nuestra experiencia le puedo decir que han arrancado risas en Mallorca, en la Península y en Alemania. Si haces reír al público mallorquín lo conseguirás con cualquier otro.
-A la hora encajar el espectáculo sobre el escenario, ¿está todo estudiado de antemano o hay lugar para la improvisación?
-Existe una estructura, que es la que aguanta el espectáculo, pero siempre hay espacio para la improvisación, hemos de estar preparados para aprovechar cualquier oportunidad que nos brinde el público para interactuar con él, ahí nos ha ayudado mucho Jordi Cumellas.
-¿Qué influencias tienen?
-Desde el klezmer [música judía europea] o el jazz, hasta algunos sonidos próximos a la música clásica o el bolero. Hemos conseguido que las múltiples influencias musicales de cada miembro se incorporen al sonido del grupo.
-Existen poses ortodoxas para tocar los instrumentos, aunque hay músicos que no las practican y, sin embargo, interpretan como virtuosos, ¿encajan en ese perfil?
-No buscamos virtuosismo de ningún tipo, aunque ello no quiera decir que éste se pueda producir. Simplemente queremos disfrutar de un repertorio en constante alteración.
-El jazz no es muy popular entre el público joven, sin embargo, éste acude a sus shows, ¿A qué se debe?
-Quizá a que nuestro jazz esté próximo al swing, lo que lo hace más accesible al público joven. Aunque pensamos nuestros espectáculos para que gusten a todos los públicos.