Patti Smith bendijo los jardines del Comte d'Aiamans de Lloseta y Antònia Font se acogió a sagrado para apropiárselos un trozo de la noche del domingo.
El escenario del espacio neoclásico contaba con lámparas de colores colgando en honor a su último trabajo, Lamparetes. A los mallorquines les precedió el grupo londinense The High Llamas, quienes, con el público sentado en el césped, recibieron más aplausos por educación que por satisfacción.
En cuanto apareció un siempre sonriente Pau Debon el público se puso en pie. En el recital, marcado por los temas de su nuevo disco, destacaron Calgary 88, que lo repitieron tras los bises, y hits de álbumes anteriores como Batiscafo Katiuskas, Taxi y Alegria.
Antònia Font, como Marcel Proust, ha iniciado una búsqueda del tiempo perdido para medrar. No hay duda ni debate sobre su reputación y prestigio en el universo del pop catalán.