Reinventarse o morir. Atrás quedaron los días en que el artista vivía a costa de un pasado deslumbrante. En estos tiempos acelerados, agudizar el ingenio para salir adelante es sinónimo inequívoco de sufrir algún tipo de metamorfosis. Mónica Naranjo lo sabe, e irrumpe transformada en Madame Noir, un espectáculo íntimo y personal donde parodia los excesos de una diva del celuloide. La cantante recalará el próximo sábado 9, a las 22.00 horas, en el Trui Teatre de Palma.
«Los artistas tenemos la obligación de reinventarnos, hay que investigar, hurgar y seguir aprendiendo, no te puedes acomodar», asegura la artista catalana. Su nueva propuesta es un chispazo de clarividencia y un oleaje de sugestiones vocales, acompañadas de la melodía desnuda de un piano, pero también es un compendio de imágenes poéticas secuenciadas en un limbo impermeable al estrés cotidiano, donde Naranjo canta y actúa tocada por los ambientes góticos de su anterior y celebrado LP Tarántula (2008). «Me ha costado muchísimo meterme en el papel de una actriz, en mis 20 años de profesión nunca había acometido un proyecto de estas características», confiesa.
Metida en este rol, ofrecerá un show de dos horas de duración en el que un guión teatral articulará un repertorio musical con parada en sus grandes éxitos.
Transformada en una Verónica Lake con la garganta de la italiana Mina, y enfundada en una vitola de piel blanca, Naranjo insufla vida a su penúltima reinvención creativa apelando a un cambio en la industria musical. «El futuro de la música no está en la edición periódica de un álbum al uso, sino en compatibilizar el lanzamiento de LP's con otros tipos de formatos creativos como, por ejemplo, Madame Noir. Además, me he dado cuenta de que sobre la tarima de un teatro es donde mejor me lo paso».
En la actualidad, la artista compatibiliza la gira de presentación de su nuevo espectáculo con la producción de su próximo trabajo, una ópera rock que verá la luz a finales de año, y su participación en un programa de la televisión mexicana.