En la Eivissa de los años 40 del pasado siglo, en el barrio de sa Penya, vivía un niño al que le encantaba dibujar «todo lo que se me presentaba, los amigos, los vecinos, las casas». En aquella isla, que entonces era «pobre», a la que aún no habían llegado los hippies, contaban con tres salas de cine y llegaban tebeos como El guerrero del Antifaz o Alcázar y Pedrín. Al pequeño Joan Escandell le encantaban las películas y las historietas y aquellos días felices de la infancia fueron el germen de una larga y fructífera carrera como dibujante. Escandell participó ayer en el ciclo de conferencias del Còmic Nostrum Mallorca Festival, que hoy continúa con la apertura de la feria en el patio de La Misericòrdia, donde se expondrá una muestra de su obra creada entre 1959 y 2009.
Como se le daba bien el dibujo, estudió en la escuela de Artes y Oficios, para emprender después la gran aventura de entrar en la factoría Bruguera, cuyo «ambiente se reflejó muy bien» en la película El gran Vázquez, protagonizada por Santiago Segura. De aquellos tiempos recuerda «la censura», tanto en los guiones como en las ilustraciones. «Si dibujabas una chica en la playa no podías ponerle un bañador muy escotado, y mejor si le ponías una falda corta, pero eran las normas, y tú ya casi te autocensurabas». El cierre de Bruguera resultó «terrible» para el mundo de la historieta y los dibujantes, «porque publicaba cantidad de revistas».
Él pudo trabajar «para fuera». Como para Disney, «algo muy difícil porque tenías que ceñirte a unas medidas exactas, si no te lo devolvían, pero por el tipo de dibujo, para mí resultó fácil». Para Francia creó Antares, un personaje que se adelantó a la moda ecologista, un niño que había caído a la tierra dentro de una cápsula, procedente de una estrella, y tenía facultades para comunicarse con los peces. He-man fue un superhéroe para el público alemán de «mucho éxito». También tuvo tiempo de crear sus propios héroes, como Sargento Furia, «inspirado en un soldado de la Guerra de la Independencia», y ahora trabaja «en un gran proyecto, hacer en cómic la historia de Eivissa para que los chavales la puedan estudiar en la escuela de forma más fácil». Escandell, que define su dibujo como de «trazo limpio», dice que «el cine fue mi gran fuente de inspiración, me gustan mucho las películas». Él, que hizo felices a tantos niños y niñas, confiesa que entonces «no era consciente, ahora lo soy más, y si mi trabajo ha servido para algo me siento satisfecho».