A partir de ahora, los miles de pequeños fragmentos de materiales arqueológicos que aparecen en las excavaciones podrán quedarse en el yacimiento una vez hayan sido debidamente documentados, se cuente con un informe de la dirección de dicha excavación y, sobre todo, se obtenga el permiso de la Comissió de Patrimoni Històric del Consell.
Así lo confirmó ayer a este diario Pere Joan Martorell, director general de Cultura, después de que el Consell de Govern aprobara el nuevo Decreto que regula el reglamento de excavaciones arqueológicas y paleontológicas que, según Martorell, «después de varios meses de trabajo servirá para ordenar el sector».
Se trata de una de las principales novedades del reglamento, con la que se da respuesta al problema del almacenamiento de los materiales arqueológicos que padecen, tanto los museos que están obligados por ley a acoger estos restos, como los profesionales del sector, que deben almacenarlos mientras dure el proceso de limpieza y siglado. Precisamente, el reglamento establece un plazo de un año desde su publicación para que los arqueólogos que aún no han entregado los materiales y las memorias de excavaciones finalizadas hace años se pongan al día. Y a estos profesionales se les limita a dos excavaciones por año (no natural).
Otro de los puntos calientes del reglamento se refiere al siglado o identificación de las piezas, asunto por el que los arqueólogos se enfrentaron con la actual dirección del Museo de Mallorca y que, al final, se queda igual que antes porque, según Martorell, «no podemos ir contra lo estipulado por la ley».
Finalmente, el reglamento distingue el tipo de intervención en función de la causa que las genera: programadas, preventivas y de urgencia, y, además, a las excavaciones arqueológicas y paleontológicas, prospecciones, sondeos y estudios de arte rupestre y mural se añaden otras categorías como los controles de urgencia en obras que puedan afectar a yacimientos arqueológicos, así como consolidación, restauración y adecuación.