Hace sólo unos días, una sentencia determinaba que aquel 'viejo piano mallorquín' al que se refería George Sand en sus cartas a Charlotte Mariani a finales de 1838, no es el que hasta en la actualidad se exhibía en la celda 2 de la Cartoixa de Valldemossa.
Ahora, una familia de Manacor, los Caldentey-Ferrer, quieren que algún experto analice un piano forte parisino de 1802 que tienen en propiedad y reconstruya sus más de dos siglos de vida. ¿Por qué? «Mi suegro, Joan Ferrer Joan, siempre contaba la historia de este instrumento y él creía que podría ser aquel piano que desapareció y que tocó Chopin», explica la familia. Tan convencido estaba, apuntan, que en alguna ocasión se acercó a explicar la historia a la Cartoixa, pero nadie le creyó.
Según subrayaron los d
ueños del instrumento, ellos no confirman esta tesis, ya que «nosotros lo sabemos por tradición oral», así que «abrimos las puertas a quien quiera estudiarlo». La pieza, que se encuentra bastante deteriorada, se realizó en la casa parisina Mongelard en 1802. Expertos consultados describen la pieza como un piano forte típico de la burguesía catalana y mallorquina de finales del XVIII.
Los propietarios sostienen que, según les contaron, el piano «había venido desde el norte de Mallorca, desde Valldemossa», y había recorrido Pollença y Artà antes de llegar a sus manos y trasladarlo a Porto Cristo. Ahora ya está en Palma.