Iván Ferreiro es un caso extraño en el panorama nacional: a la vez que arrastra un público que ya quisieran para ellos muchos artistas de radiofórmula, sus trabajos reciben la consideración de las joyas de culto por parte de la prensa especializada. Se ha ganado el respeto de todos, un respeto que empezó a cosechar desde sus días en Piratas gracias a una forma de hacer personal.
Ferreiro, que presentará su nuevo disco, Picnic extraterrestre, por primera vez en la Isla, será la guinda del suculento pastel de festejos del quinto aniversario de Cultura Club, junto a artistas como Lori Meyers, Delafe y las Flores Azules, Love of Lesbian y Pollock, cuyos conciertos se han repartido entre tres largas noches de celebración.
-¿Cómo lo ha hecho para conciliar el éxito comercial y el favor de la crítica especializada, algo que a veces parece imposible en este país?
-No tengo ni idea. Lo primero que hay que tener claro es que tú no eliges al público. Siempre he intentado ser coherente con las canciones, encontrar un espacio en el que pueda moverme con total libertad. Y eso supone también cometer errores, pero me ha permitido desarrollar una forma de cantar las cosas a mi manera y escribir canciones hermosas.
-¿Cómo es su relación con la industria discográfica? ¿Se siente un enfant terrible?
-No, en realidad tengo una buena relación con la industria, a base de darnos todos los días. El roce hace el cariño. Hace años sentía que el mundo discográfico estaba lleno de ratas, pero ya se sabe que son las primeras en abandonar el barco y esta industria se está hundiendo. Todos esos elementos desagradables han abandonado el bote y se han largado donde está el dinero, así que puedo decir que me siento mucho más cómodo con la industria ahora que hace unos años.
-Las canciones de Piratas han quedado relegadas en su repertorio.
-Cuando dejamos de tocar juntos, quería alejarme de Piratas. Todavía tocamos algunas canciones, pero los conciertos se ciñen a mi trabajo en solitario, aunque recurro a algunas de esas canciones de vez en cuando.
-Parece, en cualquier caso, que su anterior disco supuso un punto de inflexión en su carrera.
- Mentiroso, mentiroso fue un disco de vocación poco normal. Hasta entonces cada disco había sido una forma de quitarme mierda de encima. En cambio, Picnic extraterrestre es más limpio. Quería dejar de hablar del dolor y ciertas cosas, aunque al final puede que me haya salido un disco igual de duro.
-Escribe de forma muy personal y a partir de lo que sucede, pero la gente se siente identificada igualmente.
-La idea es esa, que cuando las escuches creas que hablan de ti. Es algo en lo que he invertido bastante esfuerzo, separar la obra de mí mismo y que pueda llegar al oyente, por eso sublimo todo lo que me pasa, lo exagero.
-En estos dos últimos discos ha contado con la misma banda, en la que toca el mallorquín Toni Toledo (Sexy Sadie, Sterlin).
-Toni es uno de los mejores baterías que he visto en mi vida. Fue toda una sorpresa cuando aceptó venir conmigo y ha aportado mucho al grupo, además de frescor y buen rollo. Tengo la suerte de trabajar con un grupo espectacular: Pablo Novoa, que me hace el favor de tocar el bajo, Emilio Sáez, que es un guitarrista con gran proyección, y mi hermano Amaro, que siempre está allí ayudándome.
-¿Cree que le ha favorecido desarrollar su carrera desde Galicia, lejos de vorágine de Madrid?.
-Creo que es algo muy sano. Los artistas de provincias tenemos una forma particular de contar las cosas, y con internet y todo eso ya no se puede decir que estemos aislados. Aunque también me encanta Madrid y la vorágine.
Iván Ferreiro Lori Meyers Stereotypo Floren y Yo. Son Amar, Carretera Palma-Sóller. Hoy, 21.30 horas. Entrada: 27 € anticipada / 35 € taquilla