Tras un paréntesis de seis años invertido en proyectos paralelos, la reunificación de Sôber cobra cuerpo a orillas de 2010 coincidiendo con la edición del LP De aquí a la eternidad, álbum que compila sus grabaciones más emblemáticas. Los madrileños se subirán mañana a la tarima del Cultura Club de Palma.
Sôber es uno de esos grupos cuyas guitarras nerviosas no cesan de agitarse hasta que no consuman el crescendo, cuyo batería aporrea los platillos para generar un ambiente de jaleo agudo, allá donde la voz de Carlos Escobedo colorea la euforia. Guitarras crudas para unas canciones de corte clásico que basculan entre el rock y el metal alternativo. Rock marcial -en ellos hasta los golpes de humor suenan serios-, rock airado y rock de ceño fruncido, que sucumbe ante el peso de palabras que apelan a la redención del individuo.
Jorge Escobedo, guitarrista del cuarteto madrileño, reflexiona en clave positiva a cerca del parón creativo que desubicó a Sôber del mapa del rock alternativo nacional. «Tras seis años de renovación y reciclaje musical, regresamos a la acción convencidos de aportar nuevos matices a nuestra fórmula, pero manteniendo las habituales atmósferas plagadas de rabia y emoción que siempre nos caracterizaron. No somos una de esas bandas reunificadas sin nada nuevo que decir», explica.
Escobedo adelanta las fechas del lanzamiento de la nueva entrega discográfica de Sôber, «hacia noviembre de este año nos meteremos en el estudio para grabar unos once o doce nuevos temas que, si todo va bien, deberían ver la luz la próxima primavera. Ahora mismo estamos conjugando ideas y desechando otras». Asimismo, desvela que su nueva creación «acontecerá renovada, encajada en los tiempos que corren, pero manteniendo nuestra identidad».