«Hace un par de días he firmado la última partida para Can Oleo», que alcanzó la cifra de 2,5 millones de euros. Lo comentaba ayer el conseller d'Educació i Cultura, Bartomeu Llinàs, durante la visita de obras que le organizó la Universitat de les Illes Balears (UIB) propietaria del inmueble, cuya restauración corre a cargo de los arquitectos Pere Nicolau y su hija Mariona. La obra, que lleva en marcha desde 2006, se acerca a su fin. Según Nicolau, está previsto que se de por terminada «antes de final de año» y la rectora, Monserrat Cases, expresó su deseo de estrenarlo «el próximo curso».
El inmueble, que posee la única escalera gótica que queda en Mallorca, un elemento de gran belleza, se dedicará, según Cases, a docencia «de masters y a sede del Consell Social», también como sede de «representación» de la institución» y habrá un espacio desde el que se ofrezca «información» sobre la oferta de la Universitat. La rehabilitación, como recordó ayer Llinàs, ha costado 4,5 millones de euros que ha costeado Educació i Cultura.
Durante la visita, Nicolau recordó que Can Oleo, inicialmente de origen gótico, es el resultado de la suma de varios inmuebles que llegan hasta finales del siglo XVIII. También apuntó que la rehabilitación ha pasado por «el rigor histórico» a la hora de mantener los elementos originales, que se conservan, sobre todo la citada escalera gótica y las bóvedas sobre las que se sustenta; la fachada renacentista que da al patio principal, con un portal gótico, dos ventanas creuadas y otros elementos ornamentales, o los artesonados, recuperados. En lo que denominó zonas «subsidiarias» se han llevado a cabo «las grandes transformaciones» como, por ejemplo, «a nivel de cubierta», que los arquitectos convertirán en una zona verde, con césped y grava.
El proyecto fue adjudicado a los Nicolau tras ganar un concurso.
Si Can Oleo es la conjunción de varios edificios históricos, los góticos y renacentistas, con otros más modernos que llegan hasta finales del siglo XVIII, el proyecto de Mariona y Pere Nicolau buscaba la unión de ambos tiempos arquitectónicos, respetando los elementos del pasado en las zonas en que estos son protagonistas, y dejando la huella de la arquitectura contemporánea en aquellas otras que denominan «subsidiarias». Una pasarela con barandilla de cristal y varias cubiertas con césped nos situarán en el presente.