El realizador Agustí Villaronga se encuentra en la última etapa de la postproducción del largometraje Pa negre, una versión de la novela homónima del catalán Emili Teixidor. El cineasta mallorquín ha incorporado al guión ideas de otras novelas del mismo escritor, conservando la historia de la pérdida de los ideales de un chico en la posguerra española.
-¿¿Cómo surge el proyecto de llevar al cine Pa negre?
-Isona Passola, la productora con la rodé El mar (1999) y El passatger clandestí (1995), y Emili Teixidor querían que fuese yo quien dirigiera el proyecto. Leí el primer guión que existía pero no lo vi del todo claro porque Pa negre es una novela con muchas cosas interiores y pocas exteriores. Dentro de la obra de Emili Teixidor encontré El relat d'un assassí d'ocells que me interesó mucho porque tocaba los fantasmas del pasado. Así empecé el guión definitivo.
-¿Qué ha remarcado de la novela Pa negre en la película?
-Pa negre hace el retrato de un chico. Lo que más me ha interesado es la devastación moral que se produce sobre la sociedad civil. Casi no se habla de la guerra y los elementos políticos no están en la primera línea pero sí se trata mucho de todo lo que produce este entorno y la miseria.
-¿Cuál es el fondo moral de la historia?
-No lo sé, pero el mensaje es ver que una criatura más o menos pura se deteriora poco a poco y acaba traicionando sus orígenes porque lo que le rodea no le interesa.
-¿Trabajó Emili Teixidor con usted en el guión?
-Me ayudó durante dos semanas en la última fase de los diálogos, con el guión ya acabado. Luchó mucho para que el lenguaje fuese natural y que no perdiera la forma de hablar de esa época. Era algo desconcertante para él porque la versión final procedía de novelas diferentes.
-Una parte de los actores proceden de la comarca de Osona, el escenario de la novela.
-Buscamos actores por la zona de Vic. La idea era conservar el lenguaje. Además, un niño de un pueblo tiene una mirada diferente que el de una ciudad. Hay una pureza que puede ser muy salvaje en los niños de los pueblos. Tuvimos la suerte de encontrarnos con un niño con un gran mundo interior.
-¿Esta película supone un cambio en su filmografía?
-La productora dice que es una película con mi estilo pero con vocación para el gran público. Hay constantes estilísticas y temáticas de mi cine pero es un película menos atmosférica y va más a la historia; el ritmo es más rápido y lo que pasa es menos enfermizo.
-¿Ha sido esta visión un lastre para la divulgación de su cine?
-Si, supongo que no sólo por una razón de estilo, también por la temática. No son temas de prime time. Muchas de mis películas, por su temática, son difíciles. Pa negre es un caso muy diferente. En la madurez te haces más invisible, no necesitas ser tan protagonista. Voy más a la historia y a los personajes. Esta es una película de actores.
-¿Cómo se hace una película de la posguerra que parezca diferente?
-Con preocupación porque hay muchos referentes y da miedo ir a parar a lugares comunes. Tratamos de hablar de cosas pequeñas. La cinta blanca de Haneke habla del nazismo con hechos pequeños. Con Pa Negre pasa lo mismo.