No es el primer acto que se celebra y tampoco debería de ser el último. Tal vez ésta, actualizando el recuerdo de la desventura y desamparo de esas gentes, sea la única manera de que la cotidianeidad de desayunar, comer y cenar con las desgarradoras imágenes de los resultados de la tragedia no las vaya sumiendo un paulatino olvido. Y es que, lamentablemente, imagino que todos somos conscientes del efecto desinhibidor que produce la rutina.
Ahora bien, con la fatalidad tan presente -apenas transcurrido mes y medio del fatídico 12 de enero- no es de total recibo el desangelado aspecto que presentó el Principal para la causa, con tan sólo trescientos asistentes que apenas llenaron la platea y dejaron tanta desnudez en los palcos como ausencias de personalidades políticas -malos tiempos para la lírica- y representantes de la cultura local.
Pero ello no impidió que la magia de la música y el poder de la palabra, como dijo en su presentación Toni Gomila quien ejerció con la mayor discreción posible de maestro de ceremonias, se unieran en un tándem sin conveniencias entre música y poesía, entre artes y disciplinas, para reclamar que Haití és aquí. Joseph Lluís Aguiló / S'Arrual Jazz mort, Miquel Cardell / Oliva Trencada, Joan Manresa/Tiu, Bernat Nadal / Marcel Cranc, Sebastià Perelló/Andreu Riera, Antònia Vicens / Cris Juanico, Toni Vidal Ferrando / Miquela Lladó y Biel Mesquida / Joan Bibiloni, unieron su quehacer más sentido haciéndonos olvidar durante dos horas que una acentuada afonía impidió la presencia de tal vez la más esperada, Maria del Mar Bonet, que, justificada su ausencia, quiso dar su apoyo a la velada a través de un comunicado leído por su amigo y poeta Biel Mesquida.
La magia de la música y el poder de la poesía, unidos por una buena causa
Redacción Cultura | Palma |