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Ana Inés Bonnín, de padre felanitxer y madre escocesa, nació en 1902 en Puerto Rico. Mallorca fue un punto clave de su infancia y su fascinación por la Isla quedó patente en su futura obra poética. La profesora de la UIB Maria Payeras ha seleccionado algunos de sus textos en la antología La esperanza del amanecer, en la que también estudia con detalle a la poetisa.
El libro se presenta el 25 a las 20.00 en la sede de ARCA, en la calle de la Pau 5 de Palma. Acompañarán a Payeras, Francisco Díaz de Castro, Albert Bonnín, Jacquelin Tobiass, Manel Quadreny y Lleonard Muntaner.
Ana Inés Bonnín estuvo por primera vez en Mallorca con sólo cinco años. Su padre compró la finca de Es Fangar tras hacer fortuna en Puerto Rico. Ella pasó en la Isla parte de su infancia y algunos veranos, y siempre la recordó como «un paraíso infantil», explica Payeras. «Ella siempre tuvo nostalgia de su tierra natal y del mundo rural mallorquín». Precisamente el poema Tres sílabas y un nombre, incluido en la antología, está dedicado a Felanitx.
De todas formas, su poesía fue de carácter muy espiritual, poco ligada a una geografía física. Formó parte del movimiento trascendentalista. «Era intimista, rehusaba la realidad y todo lo que consideraba violento y materialista, que no estaba dedicado al amor esencial». Fue una mujer muy religiosa que «quería dar a cada aspecto de su existencia un valor simbólico». Los caracoles, por ejemplo, son figuras recurrentes en sus textos. «Le chocaba la vida moderna, y por eso recurría a este animal que sabe ir poco a poco».
Ana Inés, que cultivó también el teatro, el ensayo, la música y la pintura, ganó el premio Joan Alcover del Ciutat de Palma, pero fue en Barcelona donde se casó y residió. Entre los años 50 y 60 tuvo «mucha relación con escritores de España y Puerto Rico, y fue reconocida. Pero con el tiempo dejó de participar en la vida pública. Se replegó y hoy en día es poco recordada», resume Payeras. Ahora es necesario «recuperarla, como parte del patrimonio cultural ligado a Mallorca».