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«Hay que diferenciar buenas y malas tradiciones y cambiar lo necesario»

El italiano apuesta por buscar la emoción sincera, sin exageraciones

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Tiene 35 años pero es todo un veterano. Pietro Rizzo (Roma, 1973) se graduó como director de orquesta en Finlandia en 2000 y ha dirigido, desde entonces, más de 40 óperas. Es el director musical de Faust, producción propia del Teatre Principal que podrá verse el 26 y 28 de junio dentro de la XXIII Temporada d'Òpera del Consell.

Su juventud es un buen contrapeso de la veteranía de la partitura, escrita por Charles Gounod y estrenada en 1859. «En el mundo de la ópera, lo principal es saber diferenciar las buenas tradiciones de las malas y cambiar lo que sea necesario», explica Rizzo. Así, el director intenta dar su «interpretación personal» a los 150 años de vida de la pieza. Desde su punto de vista, una costumbre negativa es caer en una interpretación «demasiado sentimental y exagerada. Prefiero que sea limpia, buscando una expresividad limpia y sincera». Rizzo también apuesta por aprovechar las posibilidades técnicas actuales, y colaborar con el director escénico para «mantener la esencia, pero adaptar el escenario a hoy en día. La parte visual es ahora mucho más importante».

El director apuesta por resaltar la «parte sobrenatural» de Faust, como el preludio, «que muestra la parte oscura y peligrosa de la naturaleza». Afirma que la pieza tiene mucho de ópera comique a pesar de no serlo, y destaca que combina partes elegantes con otras «brutales o cómicas» para contar una historia universal: la del hombre que quiere volver a ser joven para tener nuevas oportunidades.

Durante las tres horas de espectáculo, Rizzo dirigirá a siete solistas, la Orquestra Simfònica de Balears, 50 miembros del coro del Teatre Principal y a diez actores.

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