CARLES DOMÈNEC
La voluntad de convertirse en actor de Mario Mañas hizo que dejara Manacor y se asentara en Barcelona desde la adolescencia. Diez años más tarde, se ha convertido en un intérprete de múltiples registros. En la primera gala de los premios Tespo ha sido nombrado mejor actor en las categorías de teatro infantil, televisión y publicidad.
-¿En qué consisten los premios Tespo?
-Se acaba de constituir una unión para difundir el trabajo de actores y actrices de Catalunya, en la que figuran tanto profesionales como gente que empieza. Se inició en internet y acaba de celebrar su primera gala.
-¿Qué criterio permitía acceder a los premios?
-Tenías que estar empadronado y trabajar en Catalunya. Presenté un dossier con mis trabajos y me nominaron en siete categorías: teatro de pequeño formato, mejor currículum, teatro infantil, comedia, televisión, publicidad y actor con mejor vestuario. Se presentaron más de 200 actores.
-Y obtuvo tres premios.
-Sí, en teatro infantil concursaba con El ratolí Pérez, un montaje que represento desde hace tres años. Tuve que aprender a manejar marionetas. Llevo más de 400 representaciones.
-Y ganó en televisión por el trabajo en una serie.
-Colaboro en la serie Green Power de la red de televisiones catalanas. Y en publicidad gané con un anuncio del Carnet Jove para La Caixa.
-¿Cómo se define como actor?
-Me considero un actor camaleónico, capaz de trabajar en montajes infantiles, comedias de adultos, publicidad, televisión o incluso en despedidas de soltera, en las que parodio a un stripper; también interpreto a falsos camareros o a un director de casting. Lo más importante es amar tu trabajo. En el fondo siempre es lo mismo: un tema de ilusión. El trabajo de actor es mi vida y yo nunca me paro.
-¿Qué es lo más difícil?
-Los casting. Al principio nadie te conoce y es difícil sin apoyo.
-¿Cuál ha sido su trayectoria?
-Nací en Jaén. Con un año llegué con mis padres a Manacor. Empecé con 11 años a hacer teatro con mucha ilusión después de ver a mi hermano en una función. Estuve con Tomeu Amengual, gerente director del Teatre de Manacor, quien me transmitió toda la base para ser un buen actor. Hizo que me enamorara del teatro. A los 16 años decidí irme solo a Barcelona. He ido perfeccionando la técnica en diferentes escuelas. He aprendido mucho pero, sinceramente, mi base de actor la aprendí en Mallorca.
-¿A qué aspira?
-Mi casa es el teatro, aunque me siento bien en televisión. Yo me fui de Mallorca porque no existía lo que ahora hay, como la Escola Superior d'Art Dramàtic, coproducciones con teatros catalanes, la Fira de Manacor o IB3 con series propias. Todo lo que vine buscando en 1998 en Barcelona ahora ya está en Mallorca.
-¿Le sorprendió la forma de trabajar del actor Juanjo Puigcorbé, con quien compartió escena en la serie Carvalho?
-No, todos somos iguales al actuar y lo importante es trabajar bien. No me impresionan los actores famosos. Me interesa el resultado. Lo tengo muy claro.
-Con la obra El síndrome Chukolsky obtuvo otro premio.
-Es nuestra tercera temporada en el Teatro Llantiol. Interpreto al personaje del subconsciente de una persona con problemas para hacer el amor con su mujer después de ocho años de matrimonio. Con ella estuvimos en el certamen de teatro de Arnedo (La Rioja) y me concedieron el único premio de interpretación del festival.