«Hay que ir a la fiesta de esta noche. Es una buena oportunidad de ver y que te vean, tanto políticos como galeristas». Es lo que pensaban el viernes por la tarde artistas de Mallorca preparados para acudir al cierre de las jornadas de promoción de la cultura balear en Madrid, que reunió a unas 250 personas en el Círculo de Bellas Artes, donde se inauguró la exposición Botart (21 pintores decoran botas de vino). Allí, la consellera de Cultura del Govern, Bàrbara Galmés, puso el broche a tres días de música, literatura y arte en la capital del Estado. «El próximo año ofreceremos más actividades. Queremos consolidar estas jornadas», dijo. Después, dio paso al concierto del grupo isleño Abracanalla.
El brindis con vino del celler Ca'n Ribas, de Consell, reunió a una veintena de artistas como Ñaco Fabré, Mercedes Laguens, Lluís Fuster, Fabián Schalekamp, Laura Romero o Doralice Souza, junto a los galeristas Biel Perelló, Pep Llabrés y Pau Waelder, y al periodista y escritor Antoni Planas.
A su lado departían el presidente del Hogar Balear, Antonio Mesquida; el articulista de este diario Bernardo Rabassa; y el ex jefe de la Comandancia Militar de las Islas y ahora responsable de la Unidad Militar de Emergencias (UME), el general Emilio Roldán, quien afirmó echar de menos Mallorca. Aparte, disfrutaban de los caldos mallorquines y de conversaciones sobre arte, los pintores Pep Guerrero y Lourdes Sampol, a quienes se unió el risueño escultor Joan Costa. En la misma línea gozaban de la fiesta las responsables de márketing y comunicación de Es Baluard, Malú Llompart y Dori Sánchez, acompañadas de Magdalena Mesquida, de Terra i Vins, y la product manager de Spanair, Antonia Castell.
Quienes tampoco pudieron evitar brindar con vino blanco de Ribas fueron Galmés; la consellera de Interior, Mª Àngeles Leciñena; el director de Cultura, Pere Joan Martorell; el director insular de Cultura, Maties Garcies; y el edil de Turisme de Sant Llorenç, Toni Sansó. A su lado, el jefe de Gabinete del president Francesc Antich, Toni Torres, se mostraba cansado después de tres días de recorrer las ferias y los ministerios madrileños de arriba abajo, aunque reconocía que las visitas de Antich a los ministros fueron fructíferas.