Las profesoras de danza clásica y española del Conservatori Professional visitaron ayer las aulas prefabricadas en las que recibirán clase los alumnos debido a la saturación del centro. La instalación de las mismas ha finalizado y la dirección del Conservatori está a la espera de que lleguen los pianos, los soportes de las barras, los espejos y los equipos de música. El suelo especial para esta actividad ya se instaló ayer y las docentes comentaron a este diario que «está muy bien, es muy flexible». No obstante, las profesoras esperan que «esto sea una solución temporal y pasemos aquí el mínimo tiempo posible».
Las aulas, situadas en un solar anexo al edificio del Conservatori, están unidas por un pasillo y una claraboya que lo cubre y todo el perímetro ha sido cerrado con una verja. Además, en la parte de atrás de las mismas se ha instalado una rampa para facilitar la accesibilidad y, al contrario que cuando se montaron por primera vez, que se ubicaron sobre pilas de listones de madera, ahora las bases sobre las que se asientan los contenedores son de cemento. En cuanto a la temperatura, se calentarán y enfriarán mediante bombas de calor.
La apertura de este centro escolar de urgencia está condicionada a que lleguen a Palma los soportes de las barras que utilizarán los bailarines, ya que éstas, al ser las paredes de metal, no pudieron fijarse a las mismas. Así lo explicó Tomás Picornell, director del Professional, quien espera que los alumnos puedan ocupar las aulas en las próximas semanas. «Estamos a la espera de que nos sirvan el material, todo está ya encargado».
Por su parte, Mabel Ribas, coordinadora de danza, comentó que «como las paredes son muy delgadas nos preocupa que se escuche la música de una clase a otra, así que estamos confeccionando los horarios para que no coincidan clásica y española». Ribas recordó que las prefabricadas «son una solución para salir del paso» y que lo que esperan tanto la dirección del Professional, como profesoras y alumnado es «un conservatorio de danza».
Cabe recordar que Picornell puso en marcha una recogida de firmas en apoyo de esta reivindicación.