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La iglesia de la Cartoixa de Valldemossa, una joya patrimonial que agoniza

Las filtraciones de agua, las grietas y el deterioro de este monumento declarado BIC saltan a la vista sin que nadie ponga remedio

De camino a uno de los campanarios, nos encontramos una sala repleta de desperdicios y agua,

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Sería casi redundante entrar a calificar el estado en que se encuentra la iglesia de la Cartoixa de Valldemossa cuando las imágenes captadas por Ultima Hora hablan por sí solas. Grietas, filtraciones en el tejado, fachadas agujereadas, humedades y suciedad son sólo el punto de partida de un deterioro que, de no ser remediado, depara un futuro incierto a este monumento declarado BIC y un coste de rehabilitación incuantificable.

Nos adentramos en el templo. Los primeros signos de mal estado están a la vista. Las manchas de humedad comparten pared con las obras de arte, como sucede en la sacristía con un cuadro de Juncosa. Pero, en este sentido, lo más grave es el desprendimiento de parte del fresco de Bayeu, cuñado de Goya, restaurado en los ochenta.

El párroco de la iglesia de la Cartoixa de Valldemossa, Ricardo Ramos, es contundente a la hora de criticar esta situación porque, en muchas ocasiones, durante el oficio de la misa percibe como parte de éste va cayendo sobre él. A diario, los encargados de mantenimiento recogen restos en el altar y del suelo. Un pavimento, por cierto, muy desgastado y que hace unos años fue analizado por la Universidad Balear. En sus conclusiones, destacaron su valor artístico, además de ser «único en su género», explicó Ricardo Ramos.

Para observar el detonante de los males, accedemos a las bóvedas de la iglesia. La humedad llora por las paredes. Es una imagen terrorífica. El viento entra por las pequeñas ventanas sin restaurar y se filtra por todas partes. Las gotas atraviesan el tejado destrozado, un auténtico colador, y golpean contra las bóvedas. «Hemos colocado unas tejas para que el agua no incida constantemente sobre la estructura y vaya así cayendo hacia los lados», afirmó el párroco. A todo, se suman los escrementos de paloma que, pese a ser recogidos periódicamente, conforman una alfombra sobre las bóvedas.

Desde la parte superior del templo, se accede a las torres. La situación aquí no mejora. Sobre todo, en la que acoge el reloj eléctrico. El espacio cuenta con varios centímetros de agua, que chorrea también por las paredes. Desde las alturas, se puede también comprobar cómo se encuentran las tejas. Rotas y agujeradas dejan vía libre al agua. Pasamos por una sala y nos encontramos con una imagen insólita. Restos amontonados, desperdicios, agua y escombros comparten habitación. «Es un desastre», subraya una y otra vez Ricardo Ramos.

Proyecto
En el año 1997, el arquitecto Sebastià Gamundí realizó un proyecto de rehabilitación integral de la iglesia de la Reial Cartoixa de Valldemossa que no incluía el tejado, según el párroco Ricardo Ramos. Entonces este plan, «aprobado en Comissió de Patrimoni el 1 de febrero de 2001», estaba valorado en 700.000 euros. Es evidente que no se ha desarrollado y que su estado de conservación empeora a pasos agigantados.

Dada la situación y los números rojos de la Diócesis de Mallorca parece complicado una mejora a corto plazo. La rehabilitación de la Cartoixa, que no aparece en el convenio firmado entre el Obispo, Jesús Murgui, y el ex president del Govern, Jaume Matas, es más que una necesidad. Ricardo Ramos sostiene que ha habido compromiso de otorgar subvenciones, pero hasta el momento no han percibido nada. «El Obispado no ha solicitado ninguna subvención, suponemos que hay otras prioridades. Nos quedamos solos», dijo.

Sin embargo, en estos años sí que se han hecho pequeñas intervenciones en uno de los campanarios y en unas cristaleras de la nave central.
Pero es que los euros que entran a la Cartoixa son mínimos. Cabe recordar que en total son 9 propietarios (por las celdas), por lo que el ingreso por venta de entradas se reduce a una novena parte. De ahí, tienen que aportar el 30 % al Obispado, pagar el IVA, los gastos de personal y los consumibles. Así, sólo un pequeña parte puede destinarse a la conservación del templo. «Lo ideal también sería que el Obispado nos permitiera quedarnos, dada la situación, con ese porcentaje», comentó Ramos.

En el pueblo, se conoce la situación. La concesión del Gobierno de 13'1 millones de euros para rehabilitar el patrimonio arquitectónico e histórico de Mallorca caldeó los ánimos. No contemplaba tampoco la Cartoixa.

El párroco alega motivos turísticos, históricos, artísticos y religiosos para la conservación de este BIC y no seguir permitiendo su deterioro y así evitar «que lo que ya se había restaurado, se vuelva a destrozar». Además, sostiene que «un edificio como la Cartoixa, que lo ha visitado un 15 por ciento de la población española, debería contar también con el apoyo de Turismo».

Ricardo Ramos no duda en calificar esta realidad como «insostenible» y asegura que están «en un callejón sin salida». ¿Qué hacemos con el lamentable estado de la Cartoixa de Valldemossa?

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