MARIANA DÍAZ/JONÀS CLIMENT
La vida, que le permitió disfrutar de sus dos grandes pasiones, la música y la pintura, se paró en la madrugada de ayer para Bernat Estaràs, también conocido en el ambiente cultural como Bernat Reüll, quien fuera guitarrista, la voz masculina del mítico grupo Els Valldemossa y un personaje muy querido, entre otras cualidades, por su «generosidad y sencillez», como explicaban ayer quienes le conocieron. Bernat, que tenía 73 años, falleció en la clínica Juaneda de Palma, donde había ingresado tras sufrir un desvanecimiento y una caída, y su funeral se celebrará el próximo día 1, a las 19.00 horas, en la parroquia de Sant Bartomeu de Valldemossa.
Desde su retirada del mundo de la música, Bernat vivía totalmente entregado a la pintura y como artista plástico firmaba Bernat Reüll, el malnom de su familia. Pero la mayor parte de su vida la pasó sobre los escenarios de todo el mundo en compañía de sus hermanos, Rafel, fallecido en abril de 2007, y Tomeu, que ayer se encontraba en la India junto a su esposa, Genia Tobin, la cantante que sustituyó a Margaluz en Els Valldemossa.
Miquel Brunet, músico y productor discográfico, recordaba ayer que a Els Valldemossa Bernat aportó, sobre todo, «una personalidad arrolladora y una voz muy especial, con un timbre que le permitía cantar desde las tonades mallorquinas, hasta el tango o la canción melódica italiana». Para Brunet, que precisamente comenzó en el mundo de la música a los 17 años con los hermanos Estaràs, Bernat fue «un artista integral en el sentido de podía ser, a la vez, un bohemio elegante o un elegante disfrazado de bohemio».
Bernat, que junto a sus hermanos igual tocaba en Marivent o ante los príncipes de Mónaco que en un pequeño club o en una fiesta de amigos, «disfrutaba de la vida en el mejor sentido del término hedonista, por ejemplo, igual terminaba de trabajar y se iba a pescar, porque la pesca le encantaba», recuerda Brunet. Y esa alegría de vivir la «compartía» con sus amigos. En 2004, Bernat quiso grabar un disco en solitario con las canciones que más le gustaban «para regalárselo a sus amigos», rememoraba ayer Brunet. «Ahora estoy contentísimo de haber hecho ese disco con él, tocamos Martín Díaz, a la guitarra, y yo, al bajo».
«Con mucho cariño» le recordaba también Pepe Oliver, toda una institución en el mundo de la noche. Por tanto, no podía faltar la alusión a la mítica sala de fiestas Tagomago, que regentaron los Estaràs, donde el músico conoció al pintor del que sería alumno, Xim Torrens. «Como buen artista era bohemio, muy divertido, le gustaba la noche, que era cuando trabajaba, y las mujeres, pero controlaba», dijo Oliver.
Las conselleras de Cultura, Bàrbara Galmés (Govern) y Joana Lluïsa Mascaró (Consell), lamentaron la pérdida del intérprete y coincidieron en destacar su «importante» contribución a la hora de promover Mallorca y su cultura con Els Valldemossa, tanto «en la Comunidad Autónoma como en el exterior».
Por su parte, Toni Morlà comentó del fallecido que «tenía una de las voces más bonitas que he escuchado en mi vida, tan profunda y grave que el micro le sobraba». «Era un hombre culto y un galán, el clásico gentleman, seducía sin abrir la boca», apuntó.