Un «gran clásico» de la comedia interpretado por una «gran compañía». Bajo esta premisa los protagonistas de Òscar: una maleta, dues maletes, tres maletes presentaron ayer en el Auditòrium esta nueva adaptación de la obra de Claude Magnier y que ahora sube al escenario palmesano con el sello «moderno e inteligente» del director Abel Folk. Ayer lo hizo por primera vez para repetir hoy y mañana.
Algo sobreexcitados, como si hubieran olvidado salir de sus personajes tras la última función (¿seguirán el método Stanislavski?), el dúo protagonista, Joan Pera y Lloll Bertran, defendieron las virtudes de esta comedia de enredos «divertidísima» (incluso emularon las carcajadas habituales del público) y «con un final soprendente».
Ésta es la sinopsis: Costabella, un empresario rico, vive su vida sin dolores de cabeza, acompañado por su mujer e hija. Pero la estabilidad del acomodado burgués pronto se verá amenazada por un giro inesperado: su hombre de confianza, Àngel, le exigirá un aumento de sueldo para poder pedirle la mano a su enamorada, acontecimiento que desencadenará el caos en la vida del protagonista.
Servido el enredo, un rompecabezas con amor y dinero de por medio "en la mejor tradición del género", el peso recae sobre el reparto interpretativo, un puñado de caras del teatro y la televisión, que se completa con Mont Plans, Juli Fàbregas, Karme Màlaga, Àlex Esteve, Alba Roca, Anna Azcona y Aliou Danfa.
«En este país tenemos un teatro espléndido pero sin alma, se hace todo tan bien que se ha perdido el juego escénico y la comunicación con el público y ahí es donde está la magia», reflexiona Pera, dejando asomar, por momentos, la inconfundible voz de Woody Allen "a quien dobla tanto en castellano como en catalán", lo que resulta tan extraño como divertido. Como revulsivo ante la frialdad de ese supuesto perfeccionismo que asoma en los escenarios nacionales, el actor y el reparto apuestan por «preocuparnos más de transmitir y conectar con el público que de hacer un buen papel».