ANA LARGO
Conocer el estado en el que se encuentran las bibliotecas de Mallorca, detectar sus deficiencias y plantear cuáles son aquellos parámetros que deben mejorarse son los objetivos del Mapa de Lectura Pública de Mallorca que se encuentra elaborando el Consell de Mallorca desde 2006, año en que se aprobó la Llei de Biblioteques. Esta norma recoge la obligación de realizar dicho mapa, una de las herramientas más necesarias para un mejor funcionamiento de los centros, tal y como desde la Associació de Bibliotecaris i Arxivers de les Illes Balears explicaron a este periódico hace unos meses.
En estos momentos, el Consell ha puesto en marcha un trabajo de campo para radiografiar la situación de los centros. Para ello, la institución ha contratado a una empresa y, junto a ésta, se ha elaborado un cuestionario que en las próximas semanas se hará llegar a las diferentes bibliotecas.
Para la confección de este test se ha tenido en cuenta la experiencia de otras comunidades autónomas en elaboración de Mapas de Lectura, como Catalunya, País Vasco o Murcia. Además, se ha consultado la normativa internacional 27/89 de 2003, las estadísticas publicadas por bibliotecas internacionales y los propios Mapas de Lectura elaborados por el Ministerio de Cultura.
Con todo este trabajo previo, se ha redactado el cuestionario que se presentó hace ya unas semanas en una reunión mantenida entre representantes de la Xarxa de Biblioteques del Consell de Mallorca, de la UIB, del Ajuntament de Palma, de las bibliotecas de Can Torró (Alcúdia) y Can Salas (Palma), e integrantes y técnicos de la Unidad de Gestión y Coordinación de Bibliotecas del Consell.
El cuestionario se desglosa en diferentes apartados y recoge preguntas de tipología más general, como datos de la persona que lo rellena, titularidad del centro, horario de atención al público, población en la que se encuentra, entre otras. Por otra parte, se incluyen cuestiones sobre la colección que posee la biblioteca, sus publicaciones periódicas, recursos gratuitos como internet; perfil de los usuarios, servicios de consulta y préstamo; actividades, acceso a instalaciones y equipamiento, gastos generales, inversión o personal, entre muchas otras.
En un período de dos meses, el Consell de Mallorca tiene previsto que se hayan recogido todas las encuestas. Después se procederá al análisis de los datos para obtener los resultados definitivos y el posterior informe.
El Consell tomará como referencia las pautas editadas por la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas sobre aquellos servicios que son recomendables ofrecer en los centros. Ya con todo, se determinarán los déficits y los puntos fuertes, y se aplicarán las diferentes políticas partiendo de las necesidades de cada caso. ¿Quién asumirá los gastos de adecuar los centros? Será un trabajo conjunto entre los ayuntamientos y el Consell. La institución insular funcionará como complemento, ya que ofrece y convoca diferentes ayudas para mejorar el sistema de cada biblioteca, como dotación de libros, actividades de dinamización, wi-fi, infraestructuras o formación de personal, entre otras.
Cada Consell debe elaborar su propio Mapa de Lectura Pública.