El futuro profesional de la bailarina de ballet Laura Àlvarez pasa inevitablemente por conseguir en las próximas fechas un patrocinador. Con este motivo se convocó ayer a los medios de comunicación en el Casal Solleric de Palma. La artista posó ante las cámaras y demostró sus excelentes habilidades. La joven promesa de la danza ha sido seleccionada para recibir una formación de alto nivel en la Tanz Akademie Zurich durante dos años, donde las clases, internado, comidas y vuelos alcanzan un gasto anual de 15.000 euros.
En apoyo a la bailarina, asistieron al acto los directores de la compañía Pasodos, Gavin De Paor y Laura Macías, y la directora de la academia de danza Rosemary Rehm, Nina Bliss Merklein.
«Está marginada, si fuera deportista no habría tantos problemas». Así de tajante se mostró Macías, quien resaltó las dotes artísticas «extraordinarias» que posee la joven de 16 años.
Fue a principios de 2008 cuando se inició la búsqueda de un patrocinio que apoyara la carrera de la artista. Más de veinte fundaciones fueron consultadas y todas se negaron por diversos motivos. Según explicaron ayer, Sa Nostra «declinó subvencionar a la bailarina por su juventud» ya que sus becas son para estudiantes universitarios. Por otra parte, De Paor comentó que las becas que concede el Govern balear tan solo van dirigidas a los artistas salidos del Conservatori. El último resquicio de esperanza proveniente de un organismo oficial desapareció cuando las becas UNESCO «se retiraron sin ningún motivo», tal y como explicó Macías.
Laura Àlvarez comentó la importancia que supone esta oportunidad: «Podría realizar mi sueño, actuar en grandes teatros con grandes estrellas». La profesionalidad en el ballet tiene siempre un alto coste, la diferencia radica en las ayudas del gobierno de cada país. «Aquí el Estado no subvenciona la danza, en el extranjero sí, los buenos tienen que irse fuera», afirma De Paor. La fecha límite para conseguir un sponsor se ha fijado en el próximo 23 de agosto. El crecimiento de la artista juega en su contra y el año que viene, cuando ya tenga 17 años, será la última oportunidad para dar el salto hacia la profesionalidad. El tiempo se le acaba.